domingo, junio 19, 2016

Gravel, la revolución que viene

Gravel, la revolución que viene
(Publicado en el número 10 de la revista Ziklo)
La industria de la bicicleta está en permanente evolución. Las novedades van surgiendo de tal forma que el mercado no es capaz de asimilar todo lo que va surgiendo, y únicamente aquellas novedades que se convierten en imprescindibles se mantienen en el mercado. Yo creo que con las bicicletas de gravel estamos ante uno de esos fenómenos. Algo que llega al universo de la bicicleta para quedarse.

Ziklo es una revista de ciclismo de carretera, pero como ya hemos insinuado varias veces, es una revista para amantes del ciclismo, y a la vez gente inquieta con ganas de experimentar nuevas sensaciones. Imaginad poder multiplicar las opciones de rutas por descubrir incluso al lado de casa.

Las bicicletas de gravel me resultaban muy sugerentes pero no había tenido oportunidad de probarlas. Conceptualmente, el hecho de poder ampliar nuestra red habitual de carreteras con las pistas de tierra es muy atractivo y abre todo un mundo de posibilidades. Todo ello con el mismo tipo de manillar que en la carretera, con unas cubiertas más anchas, sin la suspensión delantera y con los frenos de disco. Básicamente se trata del mismo concepto que el ciclocross, sólo que el ciclocross yo lo relaciono con la competición y el gravel lo asocio con menos competición y más disfrute. Competición significa también más control sobre el material, límites a los anchos de cubierta, manillares, etc. Las bicicletas de gravel ofrecen múltiples posibilidades en cuanto a material. Además, por supuesto, vienen preparadas para poder llevar alforjas y poder así convertir una salida en bicicleta en un viaje de aventura con todo el equipaje necesario.

Viviendo en Barcelona, la bici de gravel me parece una gran oportunidad de huir del tráfico de una gran ciudad, con una gran red de pistas ciclables especialmente en Collserola, la sierra montañosa que delimita Barcelona. Por cierto que últimamente nuestros políticos quieren limitar las actividades deportivas de gran formato en este pulmón barcelonés. Collserola tiene una infinidad de pistas no asfaltadas que ofrecen innumerables opciónes al ciclista de BTT y ahora también al ciclista de gravel.

Precisamente estaba yo planteándome las bondades de las bicis gravel, cuando surgió la invitación del Sportful Gravel day, una jornada de reencuentro con los amigos de Sportful, en la que también íbamos a poder probar algunas prendas de su ya mítica gama Fiandre, especialmente adecuada para los días lluviosos de primavera.

A partir de ahí contactamos con Finna Barcelona para poder probar una de sus preciosas Finna Landscape. Una bicicleta que no tiene nada que envidiar a una flaca, con un manillar de carretera de forma curiosa. Se nota que Finna Barcelona procede de la generación de las bicicletas urbanas y las fixies, donde la estética prima, y de qué manera. Yo no tengo demasiados conocimientos técnicos, no os hablaré de detalles que no conozco en profundidad y que podría copiar de un catálogo. Sólo os diré que la bici que Finna Barcelona nos ofreció esteticamente es una preciosidad como podéis ver en las fotos, manillar exageradamente abierto que le da un aire diferente. Su cuadro de acero aleado con Cromo y Molibdeno está especialmente diseñado para soportar altas cargas de peso. En estos tiempos en que reina el carbono estos cuadros ya no son muy frecuentes, pero aquí tiene todo su sentido. Un peso total de poco más de 11 kg que no está nada mal.

Y una vez en el ajo, ¿qué tal se comporta la bici? Bueno, os puedo decir que en el recorrido de poco más de 60 km que nos montó Sportful, descubrí que el gravel se trataba de ir por pista no asfaltada con rueda más gorda a la misma velocidad que con la bicicleta de carretera! Bromas aparte, hay que decir que efectivamente un neumático más grueso no penaliza en exceso el rendimiento. Si uno compara los tiempos hechos con la gravel respecto a la de carretera, son muy similares. Por tanto eso son muy buenas noticias.

Barcelona al fondo
Puesto que el recorrido que hicimos era básicamente llano, quise probar la Finna Landscape en un terreno más abrupto y la sometí a más presión en Collserola. Subidas pronunciadas, bajadas técnicas, alguna trialera y el resultado fue espectacular. En ningún momento eché en falta la suspensión delantera. La horquilla rígida se lo tragaba todo y la bici se comportaba como una campeona. Mucho mas cómoda, eso sí, en las pistas anchas, donde uno se puede agarrar a la parte inferior del manillar, aunque la posición natural en este tipo de bicis sería en las manetas, con los frenos siempre cerca, que en pista no asfaltada nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Hablando de los frenos, lógicamente el freno de disco tiene un rendimiento espectacular cuando estás acostumbrado al freno de pastilla en la carretera. Después de la ya famosa carta de Fran Ventoso y la suspensión de los frenos de disco en competición su implantación en la carretera será más lenta, pero a mi juicio acabará ganando. Si hablamos de frenar, no hay color.

En resumen, el gravel es una tendencia que creo que tiene mucho recorrido. Polivalencia, seguridad, estética, robustez, son algunas de sus armas. El tiempo nos dirá si finalmente gana la batalla.