Páginas

jueves, octubre 22, 2009

Reunión del BIG en Oberstdorf: subidas de ensueño y una pesadilla


(Publicado en el n.32 de la revista Pedalier)
El encuentro oficial del BIG se celebra anualmente y reúne a los miembros de este reto cicloescalador, consistente en subir en bicicleta las 1000 subidas que componen su Superlista. En la actualidad cuenta con casi 2500 miembros afiliados, de los que unos 150 son españoles.

De forma organizada es la octava edición en que se celebra. Pero este es un encuentro singular. La filosofía del BIG y de estos encuentros es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España. La idea es ofrecer la máxima libertad a los participantes. Los niveles son muy diversos y por tanto la organización es muy flexible, decide marcar unas horas aproximadas de salida y de llegada a la cima de cada puerto para hacer las fotos de rigor. Hay que decir que aquí cada uno va a su ritmo y se monta la película como quiere. Por ejemplo, el grupo húngaro, liderado por el incansable Gabor Györgyi, únicamente lo veíamos en el desayuno, y luego ellos hacían un tour parecido al nuestro pero no idéntico, y luego se presentaban a a la hora fijada en la cima del puerto para hacer las fotos.

Yo ya asistí el año pasado al encuentro anual en Flandes, un encuentro muy numeroso en el que además tuvimos un tiempo espléndido. Este año las fechas, a principio de julio, no me convenían en exceso, pero la proximidad de Oberstdorf al aeropuerto de Memmingern, donde llega Ryanair, me hizo decidirme. Este año también hubo una buena participación, de más de cincuenta personas en total, aunque cada etapa tenía altas y bajas en función de los planes individuales de cada cual. De España ibamos tres miembros: Xavi Cossials (que también acudió el año pasado), Xavi Joya (fichaje de de este año) y yo mismo. La mayoría de asistentes eran belgas (no en vano el presidente y fundador del BIG Daniel Gobert es belga), pero había muchos italianos, algunos holandeses, varios franceses, el ya citado grupo húngaro, un rumano... Una verdadera torre de babel con el inglés y el francés como lenguas más utilizadas, aunque el italiano también se escuchaba con frecuencia. Las tertulias por la noche, con una cerveza por medio se convertían en un batiburillo de idiomas. En un momento dado, me sorprendí hablando en francés... cómo es posible, si yo nunca aprendí francés!!

Cabe decir que el encuentro oficial no es el único momento del año en que se encuentran estos locos de las cumbres europeas. Los otros encuentros no oficiales se han bautizado como "cruces de caminos". Por ejemplo este próximo mes de Septiembre hay un cruce de caminos en Liguria para subir un montón de puertos en la costa ligur italiana.

¿Por qué el encuentro se realizó en Oberstdorf y no en otro sitio? A nadie se le escapa que Oberstdorf es el punto inicial de una subida que nos presentó en Pedalier hace muy poco Angel Morales: el Nebelhorn. El motivo final de la reunión es el monstruo. Sin embargo, la idea de hacerlo en esta región de Allgau también se debía a otras razones, como es el hecho de que es un punto muy céntrico a nivel europeo (considerando también el boom de miembros que se están apuntando al reto desde la Europa del Este). Al mismo tiempo, con la base en esta localidad se podían alcanzar numerosos objetivos en Alemania, Austria, Suiza e incluso Liechtenstein, como finalemente ocurrió.

La llegada el viernes al albergue de juventud de Oberstdorf fue un poco deprimente, puesto que sólo llegar cayó un chaparrón tremendo, poco después de sacar las bicis de las cajas y montarlas. La mayoría de asistentes llegó la noche anterior a Elmen, desde donde el viernes se hizo una primera etapa de 108 km en la que se subían Hochtannberg Pass (1675 m.) y Hanntennjoch (1894 m.). Nos cuentan que por la mañana también se mojaron y la verdad es que para los próximos días las previsiones meteorológicas eran muy malas, para qué nos vamos a engañar. Me meto en la cama pensando en que no me voy a quitar el chubasquero en un par de días.

Pero, para empezar, tenemos sorpresa el sábado y el tiempo no sólo parece que nos respetará sino que incluso disfrutaremos de un sol espléndido. La primera subida del día es Allgauer Berghof, una subida muy bonita por una estrecha pista asfaltada, con tramos realmente duros, sobre todo en su parte final. Alguno de los que subieron vio un 25% de desnivel en su ciclocomputador... Al tratarse de nuestra primera subida con el grupo, a pesar de que esto es todo lo contrario a una competición, los más competitivos se aprietan todo lo que pueden. Por una vez creo que voy a llegar el primero, pero finalmente el belga Rafael me pone en mi sitio. Estos belgas, como puede ser que les guste tanto escalar...

De regreso hacia el albergue, tomamos el desvió en la localidad de Fischen im Allgau para subir el Riedbergpass. El principio no es especialmente duro, pero en un momento dado vemos un cartel de tráfico de 4 kilómetros al 16%. Como suele ocurrir no es exactamente así, aunque no anda lejos del todo. Entre estas pendientes y las que hemos subido antes, me alegro profundamente de haber traído el triple plato. El compac aquí podría resultar insuficiente... Arriba nos hacemos una de las fotos de grupo más multitudinarias y poco después decidimos comer algo en una estación de esquí cercana.

Los españolitos, no satisfechos con lo hecho, por la tarde decidimos acercarnos a conocer el Nebelhorn. A pesar de que intentamos buscar aliados, nadie se apunta al reto. Todos esperan al martes, día oficial para subirlo con el resto de miembros del BIG. Lástima que no sabían que el tiempo no les iba a respetar, y hay que pensar que el factor climatológico es vital para plantearse la subida al monstruo. No intentaré resumir nuestra ascensión al Nebelhorn en un breve párrafo puesto que merece un artículo largo o quizás un libro. Solamente os diré que subirlo en bicicleta de carretera, ni con triple plato, es imposible. De cualquier forma, aún subiendo tres kilómetros a pie con la bici al lado, lo considero una de las mejores experiencias que he vivido sobre la bicicleta. Solamente por ver esta subida inhumana, y la recompensa de su paisaje en la cima, vale la pensa intentarlo.

Después de los 3 BIGs (con el remate de Nebelhorn), obviamente llegamos tarde a la cena del albergue, por lo que decidimos regalarnos una cena como Dios manda en una pizzeria de Oberstdorf. El único inconveniente fue que nos perdimos un concurso que había planteado la organización, cuyos premios eran productos típicos de cada uno de los países asistentes, que cada uno había traído desde casa. No hace falta decir cuál era la temática del concurso: puertos, puertos, puertos. Llegamos cuando el concurso ha finalizado y unicamente a tiempo de asistir al briefing presentando la etapa del día siguiente. Cuando explicamos nuestra experiencia se abre un encendido debate, inagotable, sobre la conveniencia o no de que Nebelhorn esté en la lista.

El segundo día para nosotros (tercero para una parte del grupo), domingo, es un disloque. En el menú tenemos las subidas a 3 puertos. En primer lugar la subida a Oberjoch, puerto fronterizo entre Alemania y Austria y posteriormente, ya en Austria, Berwang y Erwahlder Alm. Esta etapa se estructura de una forma un tanto curiosa: subimos con los coches hasta Oberjoch, bajamos hasta la base del puerto y lo volvemos a subir en bicicleta. A continuación volvemos a coger los coches y continuamos por Austria en dirección a Reutte, donde dejamos los coches y podremos atacar las otras dos ascensiones previstas en el día.

Allí, una celebración dominical hace que una parte de la caravana de coches quede colapsada en Reutte, por lo que una buena parte cogerá las bicis desde allí, mientras los que pasamos antes nos unimos a un grupo de holandeses ya mayores que van a intentar el doble BIG del día.
Los otros españoles se habían adelantado para poder hacer las subidas y llegar a tiempo de coger el vuelo de vuelta. El resumen sería que cada uno va por su lado. Yo me he juntado con el grupo de belgas valones procedentes de Namur que también incluye algún flamenco. En ese grupo está el amigo Rafael, que me garantiza un esfuerzo máximo.

Aquí aplicamos una de las máximas del BIG que es: "el más duro súbelo primero". Por tanto, primero atacaremos Erhwalder Alm. A pesar de que el día no es especialmente brillante, la vista desde el Valle es impresionante. Justo enfrente nuestro, mientras vamos hacia Ehrwald vemos el Zugspitze, el pico más alto de Alemania, con 2.963 metros, aunque nosotros subiremos sólo hasta los 1502 metros de Ehrwalder Alm por la vertiente austríaca. A la derecha vemos otra mole de roca impresionante. Esta es sin duda una de las subidas más bonitas que hemos hecho en este encuentro.
Se divisa desde la lejanía una estación meteorológica en la cima del Zugspitze, me pregunto cómo narices lo harán para llegar allá.

Tras un breve callejeo por Ehrwald, llegamos a una valla desde la que no se permite el paso a los vehículos a motor. La carretera se estrecha y se empina mucho. Empiezo a notar en las piernas la subida y bajada "a pie" del Nebelhorn del día anterior. A pesar del tercer plato, el desarrollo da lo justito para no echar pie a tierra. En resumen, al final salen 5,2 km a un desnivel medio de 9,6%, con picos superiores al 14%. Arriba se puede llegar también a través de funicular, y en el restaurante, repleto de gente disfrutando del paisaje, podemos saborear un típico pastel de manzana y una coca cola o una cerveza. Mientras estamos disfrutando del sol, van llegando otros grupos: los italianos, los franceses, algún holandés...

Toca regresar hacia Lermoos y Rottach donde afrontaremos la última subida del día: Berwang. Poca historia para esta subida. Carretera ancha, un desnivel no demasiado importante y un paisaje espectacular, eso sí, aunque no más que cualquiera de las carreteras que desde el valle sube hacia cualquiera de los pueblos.

Por la noche, después de la cena, aparece Claudiu Moga, un chico rumano que hace 20 días que ha salido de su país. Nos cuenta una increíble aventura de 20 días en bicicleta de los que once le ha llovido. Cecilia y Luigi se ofrecen a prepararle un plato de pasta en su autocaravana, puesto que el restaurante del albergue ya hace horas que ha cerrado. Compartimos con Claudiu sus experiencias en el trayecto: desde los problemas de seguridad en su salida desde Rumania, hasta sus fiestas la noche anterior que pasó en vela. En lo ciclista, le hablas del Nebelhorn y no le teme, ya ha subido el Kitzbuheler Horn con las alforjas. Uno podría estar charlando horas con él, pero por primera vez en veinte días tiene una cama donde dormir, o sea que sus ganas de descansar vencen las ganas de los demás por conocer su historia.

El lunes hay otro buen menú con 3 BIGs, aunque supone un desplazamiento en coche de casi dos horas hasta las proximidades de Munich. El día, además, amanece muy cubierto y con ligera lluvia. En mi caso, puesto que tengo el vuelo poco después del mediodía, de entre las diversas opciones que se me presentan, prefiero seguir las de François, que me recomendó acercarme a Suiza y Liechtenstein para subir Stoss y Malbun, respectivamente. De esta forma completaré el largo fin de semana con BIGs en cuatro países diferentes. No está nada mal. Pero lo mejor de todo es la experiencia vivida, volver a ver a gente como Daniel, Helmuth, François o Marc, de los que tengo tanto que aprender y tanto que agradecer. Es un lujo rodar con ellos, poder tomar unas cervezas juntos y hacer nuevos amigos con los que comparto pasión.

Como siempre que viajo, apuro el tiempo al máximo y llego con el tiempo justo al avión. Una vez empaquetada la bici a toda velocidad, facturada la caja y embarcado el equipaje de mano (cuidado con el peso de las bolsas de mano cuando viajeis con Ryanair), hago la cola para subir al avión. Una vez arriba revisamos las impresionantes fotos de estos días con Sergi. Al final, rendido, empiezo a dormitar y se me empiezan a acumular las imágenes, los recuerdos, la gente, los nombres, los puertos, los desniveles. Me voy despertando y me vuelvo a dormir. Todavía estoy como en un sueño. Excepto cuando aparece el Nebelhorn. Entonces el sueño se convierte en pesadilla.