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miércoles, agosto 24, 2011

El Túnel du Parpaillon, en busca de un mito olvidado.

(Publicado en el n.45 de la revista Pedalier)

No hay muchos puertos en los Alpes que lleguen a los 2.640 metros de altitud. Ni que tengan más de 1800 metros de desnivel. Tampoco es frecuente un túnel en la cima, de más 500 metros y sin iluminar. Lástima (o no) que tenga unos cuantos kilómetros sin asfaltar. Esa es otra singularidad de nuestro protagonista de hoy.

Pedalier es una revista de ciclismo de carretera, de acuerdo, pero sobre todo es una revista de gente como nosotros que ama el ciclismo y la montaña por encima de todo. Y para cualquiera que ame la montaña subido en su bicicleta, Parpaillon debería ser un destino obligatorio. Algunos cicloescaladores históricos han hablado de Parpaillon como la verdadera Meca del cicloescalador: José Bruffaerts dijo que “Parpaillon es al cicloescalador lo que la Paris Brest Paris es al randonneur”, André Tignon lo reivindica como un mito desaparecido. El atlas de altimetrías de Altigraph (la Biblia) habla de él como “un verdadero gigante de los Alpes del Sur”. Como véis, todas la referencias no eran buenas, sino excelentes.

Durante los años treinta y cuarenta se popularizó la subida entre los cicloturistas franceses, creando incluso un registro en Creveoux (¿todavía vigente?) de los ciclistas que conseguían coronar su cima. Pero es una subida que durante muchos años ha caído en el olvido. Qué lástima.

Si algo caracteriza a Parpaillon es el túnel de su cima. Ya sabéis que los túneles son parte de mis sueños húmedos. Este año he tenido la suerte de subir algunos de los túneles que me provocaban mayor excitación, los tres túneles de Zoncolan, el de Hochtor Pass, los de San Boldo en curva y para rematar a final de Agosto, el túnel de Parpaillon, para mí el rey de los túneles. Un tunel a 2.650 metros de altitud, 500 metros de largo, estrecho y frío túnel sin iluminar, lleno de filtraciones de agua y un montón de charcos. Con unas pesadas puertas de hierro que lo clausuran en invierno y que sólo imaginarlas cerrándose evocan una película de terror. Debo decir que me intimidaba atravesarlo. Por una vez, mientras subía no deseaba que llegara el final de un puerto interminable como éste porque eso significaba tener que atravesar el túnel.

El túnel de Parpaillon se construyó con motivos militares, puesto que representaba un paso estratégico entre el valle de Ubaye y el valle del Durance. Se empezó a construir en 1891 y fue inaugurado en el año 1901. El nulo mantenimiento del camino y su consiguiente degradación se han debido a la desaparición de ese interés militar.

Si un día el Tour decide parecerse al Giro y buscar cosas diferentes, no debería pasar por alto Parpaillon. Yo les diría: “¿Buscáis innovación? ¡Probad con Parpaillon!”. Por muchas razones. Los paisajes son grandiosos y las posibilidades de combinarlo con otras subidas son sencillamente inacabables. Desde su vertiente de Embrun (la más dura) Parpaillon se podría poner antes de La Bonette, o antes de Vars, o antes de Col de Larche (Maddalena en italiano), o incluso antes de Pontis como hicimos nosotros. Están sin asfaltar los últimos ocho de la vertiente de Embrun y los primeros diez de descenso hacia La Condamine y Jausiers. Eso y sobre todo el paso por el embarrado túnel de la cima hacen muy improbable que el Tour se acuerde de él, pero si el ciclismo siempre ha sido aventura, probablemente no haya habido aventura más grande de lo que sería ésta los últimos años en las grandes vueltas. Con un revestimiento adecuado, del estilo que hace el Giro con Finestre o con Plan di Corones, todo sería posible.

El principio de la subida se sitúa en Embrun, otra Meca esta vez para los triatletas de larga distancia. No resulta difícil encontrar la carretera que dirige desde Embrun hasta Crévoux, que es la que deberemos seguir en todo momento. El tráfico es muy escaso, así es mucho más fácil disfrutar de la montaña y de sus sonidos, y de sus silencios. Maravilloso. Nos esperan 28 kilómetros de puerto, 20 de ellos asfaltados y únicamente los últimos ocho sin asfaltar, un poco más allá de La Chalp. Esos últimos 8 kilómetros al 9,60% de desnivel medio suponen un reto importante, sobre todo considerando todo lo que ya llevamos de subida.

A partir de los 2000 metros desaparece el bosque y ya hasta el final nos encontraremos solo con prado de alta montaña, y una pista pedregosa que con una pendiente constante, unas amplísimas curvas y unas vistas excepcionales nos van llevando poco a poco hacia arriba. Llegar al túnel es un momento excitante. Después de tantos kilómetros de subida mirando constantemente hacia arriba para intuir el final de la ascensión, no veíamos ni rastro del paso a la otra vertiente. El túnel aparece de forma sorpresiva tras una curva a izquierdas.
A falta del cartel de puerto, la entrada del túnel es la foto obligada. Nos recreamos en ese momento que desde ahora ya forma parte de los mejores recuerdos cicloturistas de mi vida. Y finalmente llega el momento. Hay que pasarlo. No hay más remedio. Me hace muy poca gracia. A pesar del golpe de calor que sacude Francia el día que subimos, me he puesto el chubasquero, también me he puesto la luz frontal y me he mentalizado. Por un momento nos planteamos si esperar alguna moto o algún 4x4 que nos ayude a pasarlo pero enseguida descartamos esa posibilidad. Vaya aventura sería pasar escoltados. ¡Adelante! Nos adentramos en la oscuridad. El frontal no ilumina nada, no sé por donde va la bici, sólo sé que cae agua de arriba y los charcos cubren las llantas de la BTT. Intento concentrarme y evitar resbalones con el barro. Los gritos entre nosotros ayudan a ahuyentar el miedo. El paso es tan estrecho que permite el paso de sólo un vehículo. Aceleramos sin mirar atrás como si nos estuvieran persiguiendo mientras va ganando potencia la luz del final del túnel. De repente vemos unas luces que vienen en dirección contraria. No sé si nos verá con nuestros miserables frontales. Tendremos que parar y hacernos a un lado. Nuestros perseguidores imaginarios nos pillan seguro... El coche pasa y nosotros ya vamos con las botas manchadas de barro y con ganas de salir. Hemos pasado un mal rato ¡y eso que no tengo claustrofobia!


A la salida del túnel las vistas son de nuevo espectaculares que nos acompañarán durante los primeros kilómetros. Se mantiene la pista pedregosa durante 10 km, hasta llegar a la Capilla de Santa Ana, momento de respiro por partida doble, puesto que además de recuperar el añorado asfalto también aparece una fuente salvadora en un día de intenso calor.

Subir y bajar Parpaillon ya es una experiencia bestial en sí misma, pero la etapa que habíamos planeado era más ambiciosa que todo eso. Bajar por la vertiente este hasta La Condamine, seguir hasta Jausiers, continuar por Barcelonette dirección Gap y entonces, poco después de Le Lauzet, coger el desvío hacia el pueblo de Pontis y el Col de Pontis, a través de 5 kilómetros muy muy duros (media del 10% en esta vertiente del Ubaye) con unas vistas espectaculares sobre el Lac de Serre Ponçon, el lago artificial más grande de Europa, con una capacidad de un millón seicientos mil litros de agua, una verdadera obra faraónica, un prodigio de la ingeniería que retiene las aguas del río Durance. Allí hay innumerables playas artificiales y se pueden practicar todos los deportes náuticos que queráis. Un destino turístico bellísimo.

La etapa que hicimos constaba pues de unos 112 kilómetros, de los que únicamente estaban sin asfaltar los dieciocho de Parpaillon. Pero no os confiéis, de ninguna manera sería posible intentarlo en bicicleta de carretera, el estado de la pista es demasiado precario y sobre todo los 10 kilómetros de descenso en la vertiente norte serían una tortura y supondrían un riesgo evidente de pinchazos. La BTT, la mochila con abrigo, el frontal con una luz potente, todo eso son serias recomendaciones que nadie debería obviar.

Ya sé que si nos vamos a los Alpes lo lógico es que cojamos la bicicleta de carretera y vayamos a conquistar todos los puertos míticos que el Tour de Francia repite una y otra vez cada año. Pero si habéis pensado en subir a los Alpes del Sur con la BTT no dudéis en intentar conquistar este gigante. Eso sí, aseguraros que es la temporada adecuada. He leído historias sobre muros de nieve cubriendo la boca del túnel e impidiendo el acceso a la vertiente norte. No me quiero imaginar entrando en ese largo túnel esperando ver la luz al final y no conseguirlo finalmente. Siento escalofríos sólo de pensarlo.

8 comentarios:

  1. Impresionante relato Claudi!

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  2. Cada vez que leo estas cosas, simplemente me muero de envidia de no poder hacerlas. Chapeau a tu relato.

    Un saludo y gracias.

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  3. Anónimo11:38 a. m.

    La diferencia entre un relato y un buen relato, son las emociones que te despiertan, y este, es un bonito relato.

    B.

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  4. M'agradat molt perque no tenia idea que existis algo així en aquestes alçades. Com vem parlar al Turó de l'Home aquesta zona propera a Gap es una meravella.

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  5. Un bon reprotatge, m'agradat molt perque no imaginava que a tanta alçada es pogués trobar un tunel així.
    Molt bona aquesta zona propera a Gap.

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  6. Anónimo3:43 p. m.

    Bonjour Claudio

    J’ai bien lu ton article sur le Parpaillon et son tunnel.

    Si tu aime les tunnels tu est obligè à faire “la galleria dei saraceni” que se trouve en Italie, region Piemonte, au-dessus de Bardonecchia.

    Il faut monter jusq’au Colletto Pramand (apré Forte Pramand) et suivre la route (pas goudronnée mais en bon état) qui arrive au Forte fiens.

    Ce tunnel a la forme d’un fer à cheval à 2200 mètres d’altitude, sur une longueur de 850 mètres. C’est pareil que le tunnel du Parpaillon mais plus long,



    http://www.youtube.com/watch?v=DSGHAqzOrFQ&feature=related

    http://www.youtube.com/watch?v=KUwaRFzi4Qc&feature=related

    Amitiès

    Enrico

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  7. Jordi Serravinyals10:33 p. m.

    Felicitats Claudi pel blog!!

    Jo hi vaig passar el 2008 quan vaig travessar els Alps de Ginebra a Ventimiglia en solitari en BTT. Realment és espectacular aquest port i el túnel!! Recordo estar molta estona pujant i després molta estona baixant, jeje. Va ser un dia dur, vaig arribar esgotat a St. Ours!!

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  8. La comedia "Parpaillon" (Luc Moullet, 1993) comprimida en tres minutos y medio: https://youtu.be/7T46UVDWx74

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