Páginas

domingo, noviembre 25, 2012

Pailheres igual a Tour

(Publicado en el n.52 de la revista Pedalier)
Para mí Pailheres es igual a Tour.
Cada vez que lo he subido ha sido con motivo de la prueba francesa. Pailheres es un puerto muy cercano a Barcelona (escasas 3 horas) y cada vez que la grande Boucle ha llegado a Pailheres hay tal cantidad de catalanes en la montaña que... ¡casi llegamos al número de vascos! Es cuestión de llegar a Puigcerdà, en la Cerdanya, y allí ir hacia Ax les Thermes si queremos subir por esa vertiente, o bien hacia Les Angles (conocida estación de esquí para los catalanes) si queremos subir por Mijanes.

Es un puerto espectacular, especialmente por su vertiente más conocida y exigente de Mijanes, con una zona de curvas de herradura muy cerradas y vistosas en que la carretera gana altura rápidamente, y luego una zona preciosa, muy aérea con una vista que alcanza varios kilómetros, todo el final de la ascensión. El próximo Tour 2013 tendremos la fortuna de verlo otra vez, y de nuevo se sube por Mijanes.

En 2003 fue la primera vez que el Tour de Francia subía el puerto de Pailheres. Un puerto hasta ese momento desconocido para el gran público pero muy conocido para los estudiosos de los puertos duros y para los frikis de las altimetrías. El Tour, que no se ha distinguido últimamente por su afán innovador, no lo había subido hasta entonces.

Ese día nos acercamos con la grupeta y subimos por Mijanes un grupo muy numeroso y bajamos por el otro lado hacia Ax les Thermes después de coronar. Allí tenía a la familia ya preparada para subir a Ax 3 Domains, donde acabó la etapa. Solo que los gendarmes ya no nos dejaron subir (un clásico cuando uno va al Tour últimamente). Nos quedamos con los críos en Ax les Thermes (vaya ambientazo) a ver el paso de la caravana y de los corredores, saludándolos con aquellas manos verdes grandes que daba PMU, el patrocinador del maillot verde de la regularidad. Al final esa etapa la ganó Carlos Sastre, la famosa etapa que celebró con el chupete de su hija. Recuerdo la imagen de Carlos luchando escapado con su motor diesel a tope de revoluciones, mientras detrás Ullrich atacaba a Armstrong una de las pocas ocasiones en que le sacó de rueda y le arañó unos cuantos segundos.
Una vez acabada la etapa, la odisea fue la nuestra para salir de Ax les Thermes dirección Puigcerdà y regresar a casa. Menudo atasco.

El Tour regresa en 2005, aunque esta vez no pude ir a ver la etapa. La dupla Pailheres-Ax 3 Domains se vuelve a repetir. Si funciona, ¿para qué cambiarlo? El austríaco Georg Totschning fue el primero en la cima de Pailheres y también en la meta.

En 2007 también fui con mis hijos y unos amigos, aunque el plan era muy diferente a 2003. Dormimos en una tienda al lado de la carretera. Nos despertamos pronto. Dejamos los críos con las mujeres mientras Jordi y yo hicimos una vuelta chulísima con Pailheres y Pradel (otro puerto muy interesante, duro, de carretera estrecha, muy cerca, pero éste estaba desierto), con 80 km. La gente en Pailheres desde la cuneta nos aplaudía y animaba como hace con todos los cicloturistas que suben las horas previas al paso de la carrera. Bonito recuerdo, hasta que finalmente encontramos de nuevo las familias y pudimos esperar juntos la llegada de la caravana.
Esa etapa de 2007 terminó en Plateau de Beille, también muy próximo a Pailheres. Alberto Contador ganó esa etapa delante de Rasmussen, en un tete a tete de corredores que aparecieron con fuerza ese Tour de Francia por primera vez.
Fue el Tour de Contador, aunque más bien podría haber sido el Tour de Rasmussen...

La última vez que subí Pailheres fue el año 2010. La mejor de todas. Esa vez fuimos un grupito con varios chavales. Salimos de Barcelona y nuestro destino inicial era Querigut, cerca de Mijanes. Ahí cogimos las bicis y la idea era subir Pailheres hasta arriba y luego bajar tranquilamente hasta alguno de los puntos panorámicos que caracterizan Pailheres. Mis hijos iban con la BTT. De nuevo nos encontramos un gran ambiente durante toda la subida. Dos gemelos de 10 años, vestidos igual, subiendo de pie, picados como siempre, por unas rampas duras de verdad.... El resultado es evidente. La gente que está esperando en la cuneta pasando el tiempo mientras llega la caravana, si ya anima a los cicloturistas cuarentones imaginad lo que anima a dos niños que suben. “Bon courage!”, “Allez le petit!”, “Bravo!”. Incluso nos coge por detrás uno de los primeros coches de la caravana y se pone detrás de los críos animando con su altavoz y contagiando al público. Hay gente que los quiere empujar para ayudarles y yo les digo que no, que tienen que subirlo solitos, que tienen fuerzas de sobra. Emocionante es la palabra más modesta para definir lo que viví ese día. Yo iba detrás de ellos, grabando en video todo el ambiente para recordar luego cada detalle de ese día tan especial.  La subida se me hizo muy corta, y a mis hijos más, a pesar de la dureza de Pailheres. Se sintieron por una vez (¿por primera vez?) como profesionales en la etapa reina del Tour, kilómetros enteros de gente aplaudiéndolos... Coronamos poco antes de que los gendarmes cortaran el tráfico, con el tiempo justo para bajar unos cientos de metros y buscar una de esas curvas donde se puede ver una parte importante de la ascensión. Muchas emociones ese día, los aplausos del público, los regalos de la caravana, el paso de los ciclistas... Un gran día sin duda para ellos y para mí.

Ese año 2010 la etapa terminó otra vez en Ax 3 Domains (como en 2003) y el ganador fue Cristophe Riblon, un semidesconocido ciclista francés del equipo AG2R, superviviente de una escapada madrugadora, mientras los jefes de filas se observaban por detrás.

En 2013, el Tour regresa de nuevo a Pailheres y de nuevo media Catalunya ciclista estará ahí, de nuevo la etapa terminará en Ax 3 Domains. De nuevo con mis hijos y la gente animándolos a pie de carretera como si fueran campeones. Hay rutinas que no cansan y esta es una de ellas. Vive Le Tour!

domingo, noviembre 18, 2012

Mente y Portet d’Aspet, por sus víctimas les conoceréis

(Publicado en el n.52 de la revista Pedalier)
Esta es la historia de dos puertos pirenaicos que se han hecho famosos por dos caídas.
No son puertos especialmente duros, ni especialmente altos. Son dos puertos que se enlazan uno tras otro en una típica etapa pirenaica de Tour. Casartelli y Ocaña. Dos corredores de final trágico. Uno muy joven, Casartelli, murió sobre el asfalto de Portet d’Aspet en el Tour de 1995, Ocaña sobrevivió a la caída del Tour de 1971 en Col de Mente, pero ese Tour, que debió haber ganado, se le escapó de las manos por culpa de la caída. La tragedia le esperaba en forma de suicidio el año 1994.

En mi experiencia personal, Portet d’Aspet fue el principio de todo. El primer puerto de la primera etapa de mi primera excursión a la búsqueda de puertos famosos. Después de  muchos años de “teórico” de los puertos, de análisis de mapas, de altimetrías, de páginas web, llegó el momento de vivirlo en primera persona.

Era el año 2003 y en el Esport Ciclista Sant Andreu montamos una excursión conjunta con la A.C.Montjuic. Nos juntamos más de 20 ciclistas para hacer tres etapas “de Tour” y celebrar de esta forma el centenario del Tour de Francia (1903-2003). Llegamos a Saint Girons en autocar y al día siguiente teníamos una etapa con Portet d’Aspet, Col de Mente, Portillon y Superbagneres de postre para los más fuertes.
Siendo tanta gente en el primer puerto un grupo grande se despistó y pasó de largo el desvío para Portet d’Aspet. El resto, coronamos, hicimos la foto de rigor y bajamos un par de kilómetros con mucha pendiente (hasta el 17% según las señales de tráfico) hasta el monumento a Casartelli, uno de los momentos más emocionantes de toda la excursión cicloturista por los Pirineos. Yo sufría por si tendríamos tiempo de parar y dedicarle el tiempo que merece un tesoro cicloturista como ese, pero en realidad el tiempo que pudimos dedicarle fue más que el necesario porque los compañeros extraviados tardaron un buen rato en coger la ruta buena, subir el Portet y encontrarnos.  Luego siguió Col de Mente y el resto ya todos juntos. Fue un día largo que acabó en Superbagneres en ese extraño macrohotel de vistas acojonantes.

Después de Pirineos 2003, vino Alpes 2004, Dolomitas 2005, Flandes 2006, Valonia 2007, Barcelona-Tourmalet 2007, Alpes 2008, San Remo 2009, Alpes 2010, Dolomitas 2011 y por fin Suiza 2012. Pero todo empezó en Saint Girons, y en Portet d’Aspet...

Portet d’Aspet

El Col de Portet d'Aspet se ascendió por primera vez en el Tour de Francia en la edición de 1910, y ha aparecido regularmente desde entonces. Las caídas han acompañado sus apariciones en el Tour (y en Tour del Porvenir) y una de las primeras fue la de Raymond Poulidor, que en el Tour de 1973 tuvo que abandonar por una caída en el Portet d’Aspet que casi le cuesta la vida. Eso le impidió dar la réplica a un intratable Ocaña.

Pero el día que esta ascensión pasó a la historia negra del Tour fue el 18 de Julio de 1995, cuando encontró la muerte el campeón olímpico en Barcelona 92, Fabio Casartelli. La etapa reina del Tour 95 (Sant Girons-Cauterets Pont d'Espagne de 207 km.) iba a ser una crónica negra. Nada importaba ya desde lo que ocurrió en el kilómetro 34. Bajando el Portet d'Aspet se produce una caída. Allí perdía la vida el italiano Fabio Casartelli. "He visto durante 5 minutos a Fabio morir delante de mí", decía entre lágrimas Johan Museeuw, que fue otra de las victimas de la caída. Perini, Breukink, Baldinger y Dante Rezze también se vieron involucrados. Este último, cayó a un barranco de más de 10 metros. "Estábamos en pleno descenso. Ibamos muy rápidos. Bajábamos en fila india cuando ocurrió la caída en una curva. Quise tirarme a tierra, pero estaba situado en mal sitio y no pude evitar ir directo contra el mojón. Salté de cabeza al barranco en una caída de unos 12 metros... Abajo había piedras. Mi cabeza chocó con ellas y me herí por todo el cuerpo, aunque el desgarro más fuerte me lo hice en la pierna... Cuando bajaron a ayudarme y me levanté me hicieron más daño que otra cosa. Tardé una media hora en subir a la carretera. Intentaron llevarme en brazos, izarme con una cuerda... Cuando me montaron en la ambulancia pregunté por qué no nos íbamos. Me dijeron que un ciclista estaba siendo evacuado en helicóptero y pensé que tenía que ser grave. Me dijeron que estaba en coma y pensé en que podría haber sido yo".

Aunque Casartelli estaba acostumbrado a usar casco (por aquel entonces no era obligatorio), dos factores podrían haber conducido a su decisión de no utilizarlo cuando comenzó el descenso del Portet d'Aspet. El primero era el calor extremo en los Pirineos. El segundo era que tras un descenso corto como el Portet d'Aspet estaba la subida al col de Mente. Y quizás Fabio pensó que por unos minutos no valía la pena usar el casco. Esa decisión seguramente le costó la vida.

Aquella etapa finalizó con la victoria de Richard Virenque, ajeno a lo que se había producido por detrás. Al día siguiente, en la etapa Tarbes-Pau los corredores no disputaron la etapa en memoria del desaparecido Fabio. Un minuto de silencio en la salida y emoción contenida en la llegada, con los Motorola entrando destacados ocupando todo el ancho de la calzada. Un último adiós para un joven de 24 años, campeón olímpico en ruta en los JJOO de Barcelona que dejó esposa y una hija de pocos meses. Un día más tarde, un jovencísimo Armstrong ganaba en Limoges destacado, señalando con los índices hacia el cielo dedicando con ese gesto la victoria a Casartelli. Mucho antes de su enfermedad Armstrong homenajeaba con su victoria a su ya ex-compañero de equipo.


Unos años más tarde se erigió el monumento en memoria de Fabio Casartelli en un punto cercano al de su caída, aproximadamente a dos kilómetros de la cima del Portet d'Aspet. Este monumento representa un reloj con tres símbolos: el alfa que representa la fecha de nacimiento de Fabio, los anillos olímpicos que representan su medalla de oro en Barcelona’92 y la omega, que representa la fecha de su muerte.
Todo ello con la inscripción “L’heure s’enfuit, la vie s’arrête, la gloire relui”. (El tiempo vuela, se detiene la vida, la gloria brilla).

Col de Mente
"Los Pirineos contaban con un gran menú de puertos en 1971, la 14ª etapa, entre Revel y Luchon de incluía la subida a los cols de Portet d'Aspet, Mente y Portillon. La ventaja con la que Ocaña llegaba a ellos (7'23" sobre Merckx) se antojaba más que suficiente. Camino de Luchon, el belga lo intentó una y otra vez bajo un sol de justicia que fue la tónica de esa edición. La ascensión del col de Mente, con Fuente escapado, resultó ser una sucesión de demarrajes de Merckx que tuvieron siempre la constestación del líder. El calor era sofocante y la tormenta parecía inevitable. Nada más cruzar la cima, el belga se lanzó a tumba abierta sabedor de que bajaba mejor que el conquense. La tormenta estalló entonces con una virulencia inusitada. La carretera se convirtió entonces en un auténtico río y los corredores, con los frenos inutilizados, trataban de frenar con el pie para evitar las caídas, que sin embargo fueron numerosísimas. Fuente se fue al suelo en numerosísimas ocasiones pero pudo llegar a la meta en solitario.
Merckx se salió en una curva y Ocaña se fue tras él. El belga tuvo que poner en su sitio la cadena de su bicicleta antes de continuar el temerario descenso en el que cayó otras dos veces. Por su parte, Ocaña había roto una rueda y la reemplazó rápidamente por una de De Muer. Cuando iba a salir en persecución del belga, Zoetemelk surgió del manto de granizo que se abatía sobre el Tour y, sin poder girar, siguió en linea recta hasta chocar con él. Ocaña ya estaba inconsciente en el suelo cuando Agostinho siguió el mismo camino y le golpeó. El caos fue total y hasta un motorista de la TVfrancesa cayó sobre los que trataban de auxiliarle.
Fue necesaria una terrible tormenta y un cúmulo de adversidades para conseguir lo que ningún hombre había logrado en ese Tour de 1971: derrotar a Luis Ocaña."
(Ciclismo a Fondo 114, Abril de 1994)

Pero no penséis que la caída de Ocaña ha sido la única en el descenso de col de Mente. En las fotos de la izquierda podréis ver cómo quedó tras caer, en el mismo col de Mente, un jovencísimo Francisco Galdós en el Tour de 1969.

sábado, noviembre 03, 2012

El Taga desde Ribes, en plan duatlon


Me gusta la alta montaña. Cada vez más. Y me gusta la bicicleta. Por encima de todo.
Hace unos años hice mi primer duatlón de Alta Montaña, en Núria. Desde Queralbs subir a Fontalba en bici, el Puigmal a pie, bajar por Nuria hasta Fontalba de nuevo y recoger la bici hasta Queralbs. Ahora ya llevo 4 de estos, siempre intentando bajar mi marca. Me gusta ese plan y lo he hecho ya con algunas otras montañas catalanas míticas para mí.
He hecho el Canigó un par de veces (desde Prades, dejando la bici en el Chalet de Cortalets), he subido al Matagalls (desde Cardedeu, dejando la bici en Coll Formic) y ahora tenía una nueva ocasión para sumar otra cumbre en plan Duatlon con el Taga.

Por supuesto que subir al Taga no supone ningún desafío técnico, es una cima "pisavacas", categoría no oficial de cimas cuya ascensión no supone ningún desafío (como dicen Muntada y Lalueza en el libro "Cims de Catalunya", imprescindible).
El Taga es también el objetivo de una nueva carrera de montaña, la Taga 2040, que partiendo de Sant Joan de les Abadeses llega a su cima y regresa a Sant Joan tras un recorrido de 27,52 km por alta montaña, con un desnivel positivo acumulado de 1.928 metros .

Quedamos en Ribes de Freser un día gélido de Noviembre. Subir a más de 2000 metros en esas fechas es no saber lo que te vas a encontrar. En Ribes son 5 grados de temperatura, uffff, qué frío. Pero el cielo está despejado, con las horas subirá la temperatura.
Cogemos las bicis de montaña y vamos a ir subiendo por la carretera hacia Pardines, una carretera soleada, amplia, sin demasiados coches, perfecto. Sirve para ir entrando en calor durante los seis kilómetros que separan Ribes de Pardines. Desde los 912 de Ribes a los 1.226 metros de Pardines eso es poco más de 5% de desnivel medio, ideal como digo para calentar las piernas.

Atravesamos Pardines y seguimos las indicaciones que dirigen al Taga. Cuando acaba el pueblo empieza una pista de cemento que baja unos metros para volver a subir con algunas rampas muy duras hasta la ermita de Santa Magdalena de Puigsac.
Poco más allá desaparece el cemento y en un desvío a la derecha ya nos ponemos por una pista bastante ancha que también tiene unas rampas considerables. El terreno es cada vez más blando y las lluvias de los últimos días han dejado muchos tramos con demasiado barro para poder mantenernos sobre la bici. Habrá que ensuciar las botas de BTT.

Habíamos pensado dejar las bicis en la última zona llana antes de empezar la ascensión más dura, en la que no es posible ir subido en la bici. Allí hay unos abrevaderos y unas zonas valladas para los animales. Hasta ahí salen 12 kilómetros desde Ribes.
Amarramos las bicis, cambiamos el calzado y allí que nos vamos en busca de la nieve cada vez más próxima. Nos metemos por el torrente y vamos ganando altura rápidamente entre resbalón y resbalón por el barro y el hielo (recomendadas botas de montaña y no bambas de montaña).
La ascensión sigue siendo muy soleada y antes de la cota 1800 estamos pisando un denso manto de nieve. Queda muy poco, seguimos las pisadas de otros montañeros que subieron antes que nosotros para evitar resbalones. Después de unas 3 horas 15 minutos desde Ribes hemos llegado a los 2.040 metros donde está la cruz del Taga. Bonito reto conseguido!
 Las vistas desde arriba son espectaculares con un día soleado como el que hemos disfrutado. Observando en dirección sur vemos allí abajo la carretera de Coll de Jou, desde donde se puede subir más fácilmente en apenas 5 km, pero estoy contento con la ruta que tomamos, esa es la buena! Otra opción sería arrastrar las bicis en los aproximadamente dos kilometros que separan la zona de los abrevaderos de la cima, pero aunque es posible hacerlo yo no creo que valga la pena. Lo bueno, sin  embargo es que una vez con las bicis arriba se podría intentar bajar hacia Coll de Jou y luego en 15 km llegar por pista y luego carretera hasta Ribes de nuevo.

Nuestra opción es más sencilla. Desandar lo andado, recoger las bicis, y de nuevo a Ribes por donde vinimos. Fantástica excursión. Y casi lo mejor para el final: la comida en el Restaurant “La Corba” saliendo ya de Ribes dirección Ripoll. Nos trataron genial y comimos de lujo!