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domingo, diciembre 23, 2012

Monumento a Eddy Merckx en Stockeu


(Publicado en el n.53 de la revista Pedalier)
Eddy Merckx es un ciclista irrepetible. Un Dios en Bélgica. Algunos monumentos le recuerdan, en un país proclive a ensalzar a los ídolos ciclistas, pero quizás el más popular de los monumentos dedicados a Merckx es el que se alza en la cota de Stockeu, donde se fraguaron tres de sus cinco victorias en la Lieja Bastogne Lieja en los años 70. Es el recordman de la prueba con 5 victorias los años 1969, 1971, 1972, 1973 y 1975.

Stavelot, el pueblo que hay en la base de la cota de Stockeu tiene con este monumento una nueva curiosidad que atrae a los turistas. Pero para llegar a ese lugar hay que subir el terrible muro de Stockeu, con rampas de hasta el 21%.

Stockeu forma parte de la trilogía de muros encadenados que suponen Wanne, Stockeu y Haute Levee, presente en la Lieja Bastogne Lieja desde practicamente sus inicios en 1892. El paso por esa trilogía de muros era uno de los puntos culminantes de La Decana, junto con las dos cotas finales, Mont Theux y Cote des Forges, donde también hay un monumento dedicado a Stan Ockers, ganador de la prueba en 1955 y uno de los ídolos de la infancia de Eddy Merckx. En los años 70 se añade al recorrido otra trilogía de muros muy familiares para nosotros ahora: Col de Rosier, La Redoute (donde también tenemos otro monumento que recuerda la Lieja) y Hornay.

Y era precisamente en los 70, durante la tiranía del Caníbal, cuando sus compañeros de equipo solían hacer un gran trabajo de equipo en la Cote de Wanne, y entonces, al pie de Stockeu, Eddy cogía las riendas del grupo y subía ese terrible muro como si fuera un sprint. En la cima, sólo unos pocos corredores estaban con él, y algun equipier. En la última de las tres subidas, en Haute Levee, sus últimos compañeros de equipo imponían tal velocidad que nadie podía enlazar por detrás. Como se dijo en la inauguración de su estatua “Todavía podemos ver tus ataques aquí, como un tsunami. Aún sentimos tu velocidad y vemos el polvo tras de ti” (traducción libre).

El monumento fue inaugurado el día 17 de Abril de 1993. Está hecho en bronce, y es el perfil del Caníbal, pegado a un bloque de piedra de seis toneladas. Doce meses fueron necesarios para que Lucien Cartelle, presidente de la Asociación AISJD (Alianza e Interés por los Deportes y la Juventud) reuniera el dinero suficiente para pagar esta obra de arte. Con ella, Eddy Merckx ha sido uno de los pocos belgas con una estatua construida en su honor, en vida. En 1996 el Rey Alberto II concedió a Eddy Merckx la Orden Olímpica en nombre del Comité Olímpico International por su contribución al desarrollo del ciclismo. Siendo ya Caballero de la Orden del Rey Leopoldo, la más alta condecoración belga, Eddy Merckx fue también galardonado con el título de Barón en el mismo año 1996.

Stockeu ha vuelto a ser protagonista recientemente al estar incluido en el Tour de Francia con notable protagonismo, pero esta vez no tan positivo, en el Tour de 2010, cuando en su empinado descenso se produjeron una serie de caídas que provocaron un famoso parón liderado por Cancellara. Ese parón favoreció los intereses de los Schleck, líderes del equipo de Cancellara, y de Chavanel que acabó ganando esa etapa. Al parecer una mancha de aceite provocó ese desbarajuste en el pelotón.
Stockeu volvía a salir en los periódicos.

Nosotros fuimos a la Tilff Bastogne Tilff (la versión cicloturista de la Lieja Bastogne Lieja) en el año 2007. Su recorrido siempre varía y en esa ocasión se subían algunas cotas pero no se subía Stockeu. Claro que se pasaba por Stavelot, justo al pie de esta cota. A llegar a Stavelot el monumento a Merckx está perfectamente señalizado (“Stele Merckx”) y ahí nos dirigimos. Después de poco más de un kilómetro de subida muy dura (más del 12% de media con rampas del 21%) y justo a la salida de un espeso bosque, escondido, a la derecha, queda el relieve de Merckx sobre la piedra. Cuando llegamos al monumento a Merckx, y después de las fotos de rigor, uno no sabe muy bien qué hacer... Uno todavía contiene la emoción de haber visitado un lugar único en el universo del ciclismo. Los años pasarán, Merckx se irá, y su monumento seguirá allí, aguantando a menudo la lluvia, en la soledad de la montaña, recibiendo la visita de gente que leyó la historia del ciclismo. 

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