(Fotos: Sergi Ros)
Íbamos desperdigados. El espectáculo de la montaña era tan
grandioso y el día tan magnífico que desde que coronamos el primer collado tras
una dura rampa y nos reagrupamos, cada uno se paraba en un lugar diferente a
admirar el paisaje o a hacer fotos. Todos diseminados. Yo iba con Ángel,
estábamos en un tramo llano esperando los últimos 7 km que acaban en nuestro
destino final, Campo Imperatore. El nunca había estado ahí, pero lo conocía
como si subiera esas montañas cada fin de semana. Me dice: ahora lo veremos ahí
a mano izquierda. Y efectivamente tras una curva que evitaba un paredón
apareció frente a nosotros, majestuoso, sólo con una pequeña nube cerca de su
cima: el Gran Sasso d’Italia. La carretera se dirigía en línea recta hacia allí
buscando el hotel y la estación meteorológica, en Campo Imperatore, subiendo
por el valle, encajonada entre paredes con la nieve deslizándose por sus
laderas.
Un sitio singular, maravilloso, de difícil acceso, o mejor
de acceso único: esa carretera por la que circulábamos. Uno entiende que fuera
el lugar elegido para retener al general Mussolini tras su detención y caída
del fascismo en Italia. Sólo los paracaidistas de las fuerzas aéreas del mejor
ejército nazi alemán fueron capaces de rescatarlo en una operación histórica
que se denominó Operación Roble, el 12 de septiembre de 1943.
El tiempo climatológico que habíamos tenido en nuestra
excursión a los Apeninos colaboró también en hacer de este día algo muy
especial. Teníamos cuatro etapas por hacer, nueve subidas que escalar. Las
previsiones cambiaban continuamente y no podíamos tener la más mínima certeza
de asegurar el buen tiempo. Al final, por fortuna, decidimos subir al Gran
Sasso el último día de nuestra expedición, después de tres días anteriores en
los que apenas habíamos visto el sol. El frío nos había acompañado en las
bajadas y la nieve era espectadora de nuestras subidas más allá de los 1.500
metros de altitud. De repente, ese lunes había amanecido insospechadamente
radiante. El cielo azul y la atmósfera limpia. De momento eso sólo nos auguraba
que podríamos intentar coronar Campo Imperatore a 2.130 metros, la carretera más alta de los Apeninos, a diferencia de
lo que nos había ocurrido días antes en Block Haus.
Pero todo el día fue radiante y las vistas fueron
espectaculares. La visón del Gran Sasso en ese instante fue un momento mágico,
quizás el momento estelar del día, pero toda la jornada fue de las que no se
olvidan.
Todo había empezado muy pronto en el hotel de Sulmona donde
estábamos alojados. Desde allí nos debíamos trasladar a L’Aquila (donde el
terremoto de 2009 que dejó más de 300 muertos y a miles de personas sin casa) y
más concretamente a Paganica, lugar donde se inicia la ruta de ascenso que
hicimos al Gran Sasso.
Tras un inicio insulso nos metemos en una estrecha
carreterita sin señalización que sube a escalones para vencer los repechos cada
vez más altos que nos distancian del centro de la montaña. En esa zona
ya empezamos a ver unos paisajes espectaculares y nos damos cuenta de que
estamos ante un día muy especial. Nuestro fotógrafo Sergi, habitualmente
tranquilo acompañante de nuestras aventuras y exigente seleccionador de
encuadres, empieza a funcionar a toda velocidad. El trabajo se le acumula. Como
nos confirmó posteriormente, las vistas mejoraban curva tras curva y era
incapaz de dar abasto a todas las maravillas que se le plantaban ante la cámara. Como digo, su
habitual tranquilidad se transformó en un frenesí: furgoneta parada con el
motor encendido, ráfaga de fotos al primer grupito de nosotros que se acercaba
y vuelta a la furgoneta para tener que detenerse 500 metros más allá y repetir
la operación, esta vez subiendo a toda prisa por la montaña para coger la
perspectiva correcta.
Los rampones intermitentes finalizan en un pequeño altiplano
y veo a lo lejos a algunos de mis compañeros de grupo flotando sobre una alfombra
verde en un tramo llano. Mi perspectiva es fantástica y la suya debe serlo
también porque están pedaleando lentamente mientras sacan la cámara compacta y
enfocan otra zona de montaña nevada al fondo. Es momento de disfrutar. Hoy no
es día de sufrir.
Esa carretera estrecha y solitaria desemboca en la carretera
principal que sube a Campo Imperatore desde Assergi. El cartel marca que
todavía faltan 20
kilómetros para llegar a nuestro destino. Por una vez,
no pienso que sean 20 interminables kilómetros sino que pienso si el resto de
las subida va a estar a la altura de lo que hemos visto hasta ahora.
Y la respuesta es que sí. Coronamos el Valico Monte Cristo,
ahí paramos a hacer fotos y disfrutamos de una amplísima panorámica en 360
grados, desde el paredón de nieve que hemos subido en la dura rampa que llevaba
al collado, hasta las vistas de alta montaña en dirección a Campo Imperatore.
Comemos un poco, recuperamos y reanudamos el camino, los aproximadamente 15 kilómetros que
faltan. Cinco de descenso y llegaremos al cruce donde también llega la
carretera procedente del este que tomaremos de regreso, para encarar los
últimos 10 kilómetros, tres todavía en bajada y los últimos siete ya de clara
subida, como véis en el perfil de Angel.
Los últimos kilómetros son muy duros y se hacen notar los
más de 30 de subida que llevamos, y el frío, y los tres días anteriores
pedaleando por los Apeninos. Ahí parece que nos vamos reagrupando, estamos
todos bastante cerca. Los más fuertes para disfrutar más tiempo de la subida, haciendo
fotos y admirando el paisaje, y los que vamos más justitos sufriendo lo
indecible para poder sumar una nueva cima legendaria a nuestra colección. Las
últimas rectas las hacemos entre paredes de nieve de casi dos metros de altura
a ambos lados. Nunca había pedaleado con tanta nieve a los costados. Y resulta
que esto son los Apeninos y no los Alpes, curioso.
Llegamos arriba y tengo muchas cosas que hacer. Quiero
visitar el Hotel Campo Imperatore, quiero hacer fotos, quiero acercarme al observatorio
metorológico, quiero hacer más fotos, comprar en el pequeño kiosko de
souvenirs, y recordadme que haga más fotos! El tiempo no pasa, vuela, y no hago
ni la mitad de cosas que quería, pero la foto de grupo junto al cartel no
falla, ese era el objetivo principal. Eso prueba que llegué!
El regreso que nos había preparado Angel estaba a la altura
de los paisajes que habíamos disfrutado durante la subida. También
carreteritas estrechas, solitarias, con escasísimo tráfico. Algún pequeño
repechón y basta. Justo el tiempo para bajar la velocidad y apreciar los
paisajes más pausadamente. Brutal. En total, un recorrido de 83 kilómetros
absolutamente recomendables, una de esas cosas que un buen cicloturista debería
hacer en algun momento de su vida.
Antes del viaje a los Apeninos había repasado la historia
ciclista de esta subida. El triunfo de Pantani en 1999 en el Giro d’Italia
delante del Chaba Jiménez, o incluso el de Vicente López Carril en su estreno
en el Giro de 1971. También las dificultades de escalada de la cara norte del
Gran Sasso (en concreto del Corno Grande), una de las más difíciles de Europa.
Pero no tengo tiempo de hablaros de eso. El espectáculo que presenciamos ese
día no deja lugar a más historias. Mirad las fotos y disfrutad un poquito de lo
que nosotros vivimos ese día.
Para todos los que formábamos parte de la expedición, la
subida a Campo Imperatore ha pasado a formar parte de nuestros puertos favoritos.
Cada uno de los que allí estábamos, y ninguno de los nueve allí presentes era un
novato en esto, íbamos buscando una clasificación en la que incluirlo (Top 10
de Italia, una de las mejores de toda Europa, nada que envidiar a los
principales puertos alpinos…).
Lo cierto es que Campo Imperatore, con la visión imponente
del Gran Sasso, es una de las montañas elegidas para la gloria.
excelente post, me ha gustado mucho. Tengo en proyecto visitar Italia para set-oct para asaltar una serie de Colles y entre ellos, como no, está éste como uno de los primeros;a ver como nos va. Gracias, vuestra información me será de mucha utilidad...solo un detalle, para qué fechas hicísteis ese recorrido por los Apeninos, creeis que en mis fechas propuestas pueda encontrarme o tenga garantía de buen clima? Saludos desde Zarcero, Costa Rica.
ResponderEliminarHola, gracias por tu comentario. Nosotros fuimos en Mayo, con lo que el tiempo ya era probable que tuviera algún problema (recuerda cada año el Giro d'Italia en Mayo...), pero en Septiembre/Octubre creo que será bastante mejor (cuanto antes, mejor). Gran Sasso es un verdadero gigante, a por él!!
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