El Tour, el espectáculo más grande del mundo
Nos levantamos hacia las 6,00 de la mañana para estar bien pronto en Massat. Desde la Cerdanya, donde estábamos alojados, nos costaría más de hora y media llegar a Massat. El día se había levantado con mucha niebla, pero poco a poco ya se intuía que el día sería soleado y que podríamos disfrutar de un fantástico día de ciclismo.
Para llegar a Massat, tuvimos que pasar por el túnel de Puymorens (por cierto, que allá vimos el primer indicador de que sería un día de tráfico complicado: la carretera que pasa por Ax les Thermes estaría cerrada a partir de las 11,00). Pero para llegar a Massat teníamos también que pasar por Tarascon sur Ariege y, lo más fastidiado, por Coll de Port, un puerto que no permitía grandes velocidades.
Por fin llegamos, aparcamos delante del cementerio y salida desde Massat, dirección Saint Girons por una carretera que iba bajando de forma suave y que nos permitió mantener un ritmo fuerte, muchas veces por encima de los 40 km/h. Teníamos un poco de prisa, porque ya sospechábamos que podríamos tener problemas de que la caravana nos enganchara por detrás. El plan era ciertamente ambicioso, una salida de unos 120 kilometres, 72 de los cuales coincidían con la etapa del Tour, con las ascensiones a La Core, La Trape, Agnes y Port de Lers, y bajada a Massat donde teníamos los coches.
La cantidad de ciclistas que nos llegamos a cruzar en este tramo de bajada fue impresionante. Al principio todavía saludaba (soy de los que me gusta hacerlo) “Bon jour!!!”, pero ya llegó un momento que pensé que no tenia sentido ir con la cantinela cada pocos segundos... La mayoría iban en dirección contraria para ir a buscar Plateau de Beille con una ruta más fácil que la nuestra. Saint Girons, Tarascon sur Ariege, Les Cabanes y hacia arriba.
Nosotros llegamos a Saint Girons, pasamos por el inicio del Portet d’Aspet (por donde vendría la carrera más tarde), y seguimos dirección Castillon en Couserans, donde ya se podía observar mucha gente esperando aunque eran poco más de les 10,00 de la mañana!!!
En Castillon mismo empezaba el puerto de La Core, de primera, bastante desconocido y que ya nos dejó dudas cuando vimos el cartel abajo que indicaba 14 kilómetros al 7% de desnivel medio. No hace falta decir que el puerto estaba lleno de autocaravanas, de coches, de gente con pancartas animando a Virenque, todo ekl mundo diciendo cosas, en definitiva un poco el que personalmente buscaba i pienso que también el resto, esta interactividad con la gente y el vivir el ambiente.
Foto arriba, descenso rápido hacia Seix y empieza el segundo puerto del día, catalogado de segunda categoría, Latrape, que también podríamos llamarlo “la trampa” porque el puertecito se las traía. Los números decían que sólo subía al final, con cinco kilómetros duros al 7 y al 8%, y realmente era así, pero el calor empezaba a apretar y se hizo duro de verdad. Antes del tramo duro nos pasó una furgoneta de la caravana del Tour con agua Aquarel, patrocinador del Tour, que nos dió agua en marcha (ya os imagináis, ay, ay, ay que me la pego) y nos hizo sentir todavía más un poco profesionales por un día.
Arriba, foto de rigor que nos hace una señora muy amable, que nos pregunta si estábamos haciendo la etapa entera (gracias por pensarlo!). Ya sabemos que la bajada es corta y que enseguida llegaremos a Aulus les Bains, donde empieza el plato fuerte del día, el col d’Agnes, un verdadero hueso, con cifras que se hacen respetar: 10 kilómetros a más del 8 de media, con unos 3 primeros kilómetros a una media del 10% con el tute que ya llevábamos!!!!!
En el descenso también encontramos gente..., es sorprendente. Si subiendo ya ves poquito a los ciclistas, bajando... Había alguna caravana que parecía puesta a propósito para que los ciclistas acabaran dentro de ella... Llegar a Aulus les Bains es una delicia, todo señalizado, pancarta de inicio de puerto, etc. Cada vez hay más gente , hace más calor y empezamos a sufrir que no nos enganche la caravana por detrás. En el libro de ruta ponía que en el mejor de sus horarios a las 13,00 estarían en Castillon en Couserans. Eran las 13,00 cuando nosotros comenzábamos a subir Agnes. Cuando estamos en la zona más dura, pasan unos gendarmes motorizados que nos obligan a pararnos. Esto nos desmonta un poco los planes, porque tenemos a la familia esperándonos en la zona del lago de Lers- Port de Lers. Por 45 minutos no los podremos encontrar. Pero ya no valía la pena martirizarse, ahora sólo nos quedaba disfrutar del paso de los ciclistas... y intentar recoger algo de lo que lanzaban los coches de la caravana publicitaria: gorras, llaveros, algún fuet, alguna revista, bolsas, hinchables...
A pesar de todo, intentamos saltarnos las indicaciones de los gendarmes y seguir subiendo, ya que había otros cicloturistas que subían, pero al llegar a una curva, un gendarme con malas pulgas nos hace bajar de la bici de mala manera. Total, que en aquella curva nos juntamos no menos de 50 ciclistas, entre los cuales reconocimos al exprofesional Alfonso Gutiérrez, muy simpático por cierto, con el que nos hicimos unas fotos.
El paso de los corredores, descorazonador al ver que Mayo estaba en malas condiciones. Queríamos arrancar cuanto antes para llegar arriba, pero un tal Jimmy Casper se había empeñado en acabar la etapa y tuvimos que esperarlo un buen rato después de que pasase el autobús que comandaba el maillot verde, el australiano McEwen.
Una vez pudimos arrancar de nuevo, el puerto se hizo durísimo. Quizás el quedarme frío (toda una ironía, con la temperatura que hacía), o quizás el no comer (la comida la tenía la familia en Port de Lers), no sé qué pasó pero el hecho es que llegar arriba se hizo muy duro.
Todos los ánimos que iba dando a los grupos de vascos que encontraba antes de ver pasar la carrera “Aupa Mayo, hoy seguro que gana”, se convirtieron en “Venga, no ha pasado nada, mañana será otro día” y así me iba entreteniendo hasta que finalmente coronamos, hacemos las fotos de rigor y hacia abajo al lago de Lers, donde hay un atasco importante, de la gente que baja de Agnés y la gente que baja de Port de Lers, todos para coger la carretera que baja a Massat. Cerca del lago encontramos una pantalla gigante donde están retransmitiendo el final de la etapa. Allá vemos el triunfo de Armstrong y bajada a buscar los coches... y la familia.
La vuelta hacia la Cerdanya, os la podéis imaginar: caravana subiendo coll de port, caravana para atravesar Les Cabanes, caravana para atravesar Ax les Thermes.... Pero, personalmente, ha valido la pena. Un día al año el Tour merece ir sin prisas, disfrutar del ambiente, ver como los franceses viven el Tour. Impresionante de verdad, la alegría de los franceses sólo porque Voeckler había mantenido el maillot por 22 segundos. Vive le Tour!!!!!
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