domingo, diciembre 09, 2007

El Circo de Navacelles

(Publicado en el n. 19 de la revista pedalier)


(Fotografia: Sergio Ros)

« Circo grandioso en el corazón de las gargantas del río Vis que separan la meseta de Larzac de la de Blandas, Navacelles corta el aliento a quien lo descubre de súbito, con una falla vertiginosa que abre la meseta al silencio y al infinito … » - Max Chaleil

En ocasiones la naturaleza nos sorprende. Aunque seamos amantes de la montaña y de los ríos, aunque estemos acostubrados a explorar cañones y gargantas naturales, descubrir un circo natural con un anfiteatro espectacular, en un antiguo meandro abandonado por un río, es un hallazgo que merece la pena compartir.

Probablemente sea un paraje poco conocido por el turista extranjero, pero al igual que otros sitios célebres de la zona de las Grandes Mesetas Calcáreas, el Circo de Navacelles es visitado anualmente por cientos de miles de turistas, que llegan para admirar los cortados del cañón del río Vis. No en vano, se trata de un lugar declarado como Gran Site National, una lista de grandes atracciones turísticas francesas, que en muchos casos coinciden con el Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Además del propio entorno natural, hay factores que ayudan a que una excursión sea redonda. Y este fue el caso. La compañía estaba compuesta de otros colaboradores de Pedalier, como Angel Morales y Raul Massagué, además de cracks como Miguel, Carles y José Luis. Este grupo, con pequeñas variaciones, se ha especializado en salidas a la vecina Francia entre semana, que garantiza el poco tráfico, el buen nivel y, por supuesto, el buen ambiente. En esta ocasión, además, nos acompañaba Sergi Ros, con lo que un magnífico recuerdo de la jornada estaba asegurado.

La naturaleza

Estamos frente a un espectáculo natural. Al fondo del cañón, 300 metros más abajo que la meseta, el río Vis cae en cascada hacia Navacelles. El pueblo está colgado entre las rocas respetando un antiguo meandro del río, (ahora campos de cultivos) que rodea un pequeño islote de piedra calcárea. El conjunto está dominado por laderas recubiertas de roca viva, que dibujan un gran anfiteatro, en los que las rocas serían las gradas.

Este circo no es en absoluto comparable con otros circos de la región, como el de Mourèze o el llamado del «Final del mundo», cerca de Lodeve, simples frutos de la erosión. Se trata del cambio de rumbo de un río, típico de los ríos que describen un trazado sinuoso con muchas curvas o meandros. Es el caso concreto del río Vis a partir del pueblo de This y en concreto a partir de la fuente de “La Foux”. En los meandros del río, la velocidad del agua es desigual con lo que el mismo río cava sus orillas cóncavas y deja los aluviones sobre las orillas convexas donde la velocidad del agua es más débil. El meandro hace un bucle cada vez más cerrado que será finalmente recortado por el río desde su base. Este fenómeno es frecuente: antes del Circo de Navacelles, otros tres meandros abandonados, incluido el de Vissec, se pueden ver a pocos kilómetros...

Por otra parte, es posible saber la edad de intersección del meandro. El estudio de las huellas de hojas que se encuentran en el lugar, con el método del Carbono 14 sobre muestras tomadas cerca de Madières, datan estas huellas hacia 6000 años de antigüedad; es decir después del período frío de la era cuaternaria. Con lo que llegamos a la conclusión que solamente hace algunos miles de años que el río Vis acabó su trabajo de zapa para encontrar un curso más directo.

En bicicleta

Como acabamos de ver, el complemento ideal a la visita del Circo de Navacelles es el paso por las Gorges de la Vis. De hecho en un bucle de 32 kilómetros se puede completar un recorrido que comienza y termina en Sant Maurice de Navacelles, e incluye el paso por las Gorges de la Vis, magnífico, Madieres, Rouges, Blandas, Navacelles y Saint Maurice de nuevo.


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Es posible hacerlo en los dos sentidos. Ambos preciosos. Nosotros lo hicimos en sentido Gorges de la Vis- Blandas-Saint Maurice de Navacelles, puesto que buscábamos dureza y los tres kilómetros de acceso a Saint Maurice de Navacelles desde el fondo del circo son realmente duros, a una media del 8,5%.

Desde Blandas accedemos quizás al mirador principal del circo (Belvedere de Blandas). Desde ahí es posible ver no sólo el centro del circo con Navacelles al fondo, sino también la carretera que asciende por la ladera contraria. Después de un par de curvas de herradura espectaculares (cartel del 10% de desnivel incluido), la carretera no va a buscar directamente la base del cañón, donde está el pueblo, sino que se desplaza hacia la derecha para vencer en siete kilómetros el desnivel que le separa de Navacelles. Desde el mirador sí que es posible, como digo, ver la carretera que sube hacia la otra vertiente, la dura, puesto que vence el mismo desnivel en unicamente tres.

Esos tres kilómetros se enganchan de verdad. Menos mal que al quedar en la sombra, no debemos soportar el castigo adicional del sol. Al coronar, existe, cómo no, otro mirador, el Belvedere de La Baume-Auriol, donde hay un bar, con una espléndida terraza incluida. Lugar ideal para, de nuevo, obsequiarnos la vista con el anfiteatro contrario iluminado y Navacelles, de nuevo, en la base. Justo enfrente, a la misma altura, identificamos claramente el Mirador (Belvedere) de Blandas.

El día que visitamos el circo encontramos un viento muy fuerte que incomodó en muchas ocasiones la andadura, pero a la vez nos permitió un sol radiante que acentuaba los colores y los contrastes del circo, especialmente la carretera de la vertiente norte, que quedaba en la sombra, mientras al fondo, iluminados por el sol, destacaban los campos cultivados en el antiguo meandro que forma el circo.

Una primera intención fue combinar este bucle con el espectacular Viaducto de Millau, pero se nos escapaban un poco los kilómetros totales y decidimos combinarlo con con el desconocido Mont Saint Baudille, un monte que corona el Col du Vent, visible desde muy lejos por las antenas que hay en su cumbre. Un punto de referencia de la zona que nos ofrece gratas sorpresas en forma de un kilómetro entero al 12% de media, justo a punto de coronar…

Como suele ocurrir cuando sopla el viento, el aire que tantos kilómetros sopló a la ida en nuestra contra, no terminaba de soplar de espalda a la vuelta, de regreso al pequeño pueblo de Jonquiéres, punto de partida y de llegada, para culminar más de 100 kilómetros de carreteras poco conocidas y poco transitadas. Sin embargo, ni siquiera el aire puede empañar lo más mínimo una jornada completa, que desde aquí recomiendo sinceramente.

A los circos pirenaicos de Gavarnie y Troumouse, mucho más conocidos por nosotros los escaladores, les ha salido un duro competidor: el Circo de Navacelles.