(Foto: Angel Morales)
(Artículo publicado en el n. 54 de la revista Pedalier)
Enero gélido. Nieva en la península. Frío
intenso. Poca bici, sólo montaña.
Surge la posibilidad de huir de todo eso. Una escapada al
paraíso. Sol, buena temperatura, mar, costa, olas, vacaciones. Retomar la bicicleta
en coulotte corto.
Y además, la posibilidad de asumir retos inimaginables a
estas alturas del año en la península. Pensar en subir la carretera más alta
de los Pirineos en el mes de Enero es misión imposible. Y sin embargo, subir a
la misma altitud, más de 2.400
metros , es posible en la isla de La Palma , sólo que subir al
Roque de los Muchachos se puede convertir además en una de las mejores
experiencias sobre la bici que hayáis vivido nunca. Y observar desde arriba, junto
al observatorio astronómico, el mar de nubes encerrado en un cráter de diez
kilómetros de diámetro que es la
Caldera de Taburiente.
Todo eso lo tenemos a poco más de tres horas de vuelo de Barcelona
o el País Vasco. No lo ponen fácil las líneas aéreas, no. Desde Barcelona o
Bilbao hay que volar haciendo escala en Tenerife Norte, y de ahí al pequeño
aeropuerto de Santa Cruz de la
Palma.
Sin embargo, una vez allá uno se olvida de todo y se abre un
mundo de posibilidades. Otras islas Canarias han encontrado su identidad
turístico-deportiva, Fuerteventura con el surf, Lanzarote con los triatletas de
larga distancia, y La Palma
se ha especializado en un turismo que huye de la masificación, más vinculado
con la naturaleza, el senderismo, las excursiones, las salidas en BTT, mucho
más que de la bici de carretera.
En La Palma ,
igual que en el resto de las Islas Canarias, uno percibe desde que aterriza la
calidez del trato de la gente, uno siente que la velocidad de la vida de
ralentiza, parece que el tiempo adquiere otra dimensión y de repente uno aparca
la prisa y puede detenerse en un mirador a respirar hondo y mirar el mar o
charlar con un desconocido en una mesa próxima en un bar. Uno también aprende
cosas de estas lejanas islas Canarias y descubre lo que es una arepería y se da
cuenta de la estrecha relación entre las Islas Canarias y Venezuela.
El Roque de los Muchachos es, sin duda, para nosotros los
cicloturistas, la estrella de todo esto, para qué nos vamos a engañar. Pero no
es lo único que debemos visitar sobre la bici. Allí no encontraremos zonas
fáciles donde rodar, esto lo podéis encontrar en otras islas u otras zonas,
pero sí encontraremos verdaderos retos deportivos, como las subidas al Refugiodel Pilar (subida que corona a 1.450 metros , siempre desde el nivel del mar) o
al mirador de La Cumbrecita
(otro reto ciclista de primera magnitud, desde donde observar parcialmente la Caldera de Taburiente). Otra
zona espectacular para descubrir sobre la bici, esta vez más sencilla, es la
carretera que baja desde El Paso (en el centro de la isla, al pie de la subida
a La Cumbrecita )
hacia el Sur, hacia Fuencaliente, en una cornisa, una carretera panorámica
preciosa a 700 metros
de altitud desde la que diversos miradores se asoman al océano. Una vez en
Fuencaliente, y vistas sus salinas y su faro, la carretera continúa hacia la
capital esta vez ya dirección norte, mientras a la derecha podremos, con
suerte, a lo lejos, ver la silueta del Teide en Tenerife.
La isla de La
Palma es mucho más que la subida al Roque y la ruta de la
crestería; no os podéis perder muchas otras cosas. Sería imperdonable no hacer la ruta de los volcanes, el GR 131 que
precisamente pasa por el Refugio del Pilar (a pie, eso sí, en bicicleta de
montaña está estrictamente prohibido), o también sería imperdonable dejar de
visitar el cráter del Volcán de San Antonio (el mayor cráter de la isla, cuyas
aristas se pueden recorrer por un sendero señalizado) y su vecino Teneguía, el
volcán que estuvo activo hace poco más de 40 años, en el año 1971, y que supuso
que la isla ganara un amplio territorio al mar, formando un delta de lava.
Sería imperdonable no subir al mirador de La Cumbrecita y desde ahí acercarse
caminando al Pico Bejenado (1854
metros ) en una magnífica excursión para adentrarse en la Caldera. Aunque la
puerta de entrada más habitual a la
Caldera de Taburiente es el Barranco de las Angustias, por su
sector suroeste, desde Los Llanos de Aridane. De hecho ese barranco es la única
abertura y el colector natural por el que desagua toda la caldera. De ahí los
avisos a excursionistas en días de lluvia en ese barranco, que han provocado
accidentes de fatales consecuencias.
El desarrollo turístico de La Palma no ha sido tan
invasivo como en otras islas. La costa, afortunadamente, no está plagada de
macrohoteles que escondan la verdadera belleza de la isla. La oferta turística
se concentra en Los Cancajos, muy cerca de Santa Cruz de la Palma , justo entre la
capital y el aeropuerto. Allí en Los Cancajos se halla el Hotel las Olas, espléndido
hotel donde pudimos disfrutar de amplias habitaciones, generosos buffets y
precios reducidos. Espacio para guardar las bicis e incluso algún lugar próximo
para alquilarla si no queréis volar con ella.
Y todo lo que he dicho hasta ahora no incluye la subida al
Roque de los Muchachos, eso os lo explican Rubén y Angel. Yo sólo avanzo que
pedalear ahí arriba por encima de las nubes ha sido lo más cerca del cielo
ciclista que he estado nunca. Así que no lo dudéis, si tenéis la oportunidad de
escaparos a la Isla
de La Palma , hacedlo.
Sea con la grupeta de amigos, sea con la familia o sólo con la pareja. Allí os
esperan todo el año con su buen clima, su ritmo de vida pausado y su voluntad
de ser los mejores anfitriones. La
Isla de la
Palma es una experiencia que nunca olvidaréis.