Pero también hay sitios clásicos, hay lugares que merecen
ser revisitados, redescubiertos, volver a saborearlos. Esos lugares nos suenan
a todos: Tourmalet, Galibier, Ventoux… En esta ocasión se trataba de volver a
visitar el Gigante de la Provenza, el Ventoux. ¿La excusa? Acompañar a un gran amigo, compañero de cientos de aventuras y batallas, con un
curriculum intachable, pero con un borrón, le faltaba el Ventoux!!!!
O sea que para acercarse al Ventoux no hace falta unas
grandes y largas vacaciones planificadas. Hace falta un fin de semana, eso es
todo!
El fin de semana elegido fue el de San Juan, tres días para
poder apurarlos al máximo e intentar subir el máximo de cosas posibles. Las
ideas se iban acumulando: yo quería subir Mont Colombis y el Granon, Javi
quería subir Izoard, al hablar de Izoard apareció por primera vez la
posibilidad de subir el Agnello. Una cosa era cierta: no nos íbamos a aburrir!
La primera etapa estaba clara. Había subido el Ventoux en
tres ocasiones y en dos de ellas había hecho Bedoin-Ventoux-Chalet
Reynard-Sault-Gorges de la
Nesque-Bedoin. Un recorrido precioso, espectacular, rápido,
variado. No se puede pedir más. La tercera vez lo que hice fue
Malaucene-Bedoin-Ventoux-Malaucene. Muy bien, tenía ganas de conocer la última
vertiente del Ventoux, una etapa un poco más corta. Pero esta vez volvía al
recorrido original por les Gorges de la Nesque.
De nuevo (igual que las 3 veces anteriores) el día nos
acompañó. Precioso, soleado, no demasiado caluroso, y el poco aire que hacía
nos daba por la espalda.
No se puede pedir más. O sí. El día animaba a subir el
Ventoux, habitual lugar de peregrinaje de los cicloturistas de toda Francia y
toda Europa. Pero es que además, ese día 22 de Junio de 2013 se celebraba una
marcha cicloturista, La
Cannibale , en la que 2500 cicloturistas belgas (sí, casi
todos belgas) debían subir el Ventoux el máximo de veces posible por cualquiera
de sus tres vertientes. Os podéis imaginar el tráfico de ciclistas toda la
mañana!
El principal incidente que tuvimos fue la rotura del cuadro
de Ricardo. Increíble ver un cuadro partido por tres sitios… El bajaba despacio
hacia Bedoin para intentar repararlo mientras nosotros cumplíamos el plan
previsto mientras estábamos en contacto con él via whatsapp. Les Gorges de la Nesque volvieron a
sorprenderme y a admirarme, como cada vez que las pedaleo. Fantástico. Debíamos
llegar pronto a Briançon para escalar por la tarde Pre Madame Carle, una subida
muy especial perteneciente al reto BIG, con unas vistas impresionantes sobre la Barre des Ecrins y sobre el
Glacier Blanc.
Pero teníamos a Ricardo con el cuadro roto en Bedoin… Lo que
yo hubiera solucionado comprando un cuadro nuevo y buscando un mecánico para
montar los componentes de forma urgente él lo solucionó con una bayeta, loctite
y limpiacristales. Literalmente. Hay que decir que él trabaja con la fibra de
carbono y conoce cómo trabajarla, pero para mi es una especie de milagro
intentar pegar el cuadro y luego pretender que resista la fuerza del pedaleo en
subida y las velocidades que cogemos en bajada. Insisto, un milagro. El hecho es
que cuando llegamos a Bedoin él ya había hecho el trabajo y había hecho algunos
kilómetros para probar el cuadro reparado. Podíamos salir puntualmente para
afrontar la segunda subida del día, en las proximidades de Briançon.
Iniciamos la subida en Vallouise, un poco más arriba de lo
que teníamos previsto. Desde ahí seran 13 km de ascensión a un desnivel medio del
4,78%, pasando por las localidades de Pelvoux y Ailefroide. Los kilómetros
están perfectamente señalizados con el desnivel medio que nos espera y la
distancia que falta. Coronamos ya con el sol poniéndose y con unas montañas
impresionantes que a esas horas que estamos dejan la carretera ya en penumbra.
A todo esto el cuadro de Ricardo ha resistido perfectamente las primeras
embestidas.
Al día siguiente, tras analizar varias posibilidades, nos
decidimos por subir Agnello e Izoard. Eso significaba un traslado en coche
hasta Chateau Queyras, desde donde iniciar la subida al Agnello (con sus 2.744
metros, uno de los colosos más altos de los Alpes), una vez coronado volver
sobre nuestros pasos, e iniciar la subida al Izoard por la Casse Deserte , como
Javi pretendía.
Está bien, digámoslo claro, Agnello por Francia no es lo
mismo que por Italia. La vertiente italiana es uno de los puertos más duros de
los Alpes, baste decir que incluye en su tramo central 8 km al 10%, dentro de una
longitud total de 25 km .
Por Francia, como digo, es un poco más asequible, pero sobre todo hay que decir
que es realmente precioso, muy panorámico. Además en este año 2013 tan frío y
lluvioso, los últimos kilómetros estaban llenos de nieve en los costados de la
carretera, lo que añadió una belleza especial al final. Descenso rápido hasta
donde tenemos los coches que es justo en el desvío donde se inicia Izoard.
Desde allí seran 14 km
a un desnivel medio del 6,4%, que tampoco está nada mal. Un puerto clásico de
los Alpes y del Tour en concreto.
Lo más característico del Izoard es su paso por la Casse Deserte , escenario de las míticas imágenes de Bartali con el paisaje lunar de
fondo. Un escenario característico también de las hazañas de Louison Bobet, que
dijo que por la Casse Deserte
los campeones debían pasar solos.
El año 2004 en que estuvimos en los Alpes pasamos rápidamente
por el monumento dedicado a Coppi y a Bobet, sin detenernos. Dos pequeñas
imágenes recuerdan las gestas de estos dos ciclistas. Después de haber estado
el día anterior en el monumento a Tom Simpson, hoy (¿sólo han pasado 24 horas?)
visitábamos otro santuario de la historia del ciclismo, otro lugar de
peregrinaje. Fotos obligadas en esa zona y continuamos para completar los dos
duros kilómetros que faltan para llegar a la cima. Una vez allí, estuvimos un
buen rato comprando recuerdos en la tienda de souvenirs, donde su dueño,un francés que
hablaba perfectamente español, nos contó muchas cosas interesantes, entre ellas
que el Museo de ciclismo que está en la cima (y que vimos anunciado durante la
subida), junto a la tienda de souvenirs, está cerrado desde hace 4 años por
problemas legales y nos sugiere que no será fácil que abra de nuevo. Lástima.
La mayoría del grupo bajará directamente hacia Briançon y en
concreto Saint Chaffrey (donde tenemos el hotel), mientras Ricardo y yo bajamos
hacia el coche por la misma vertiente que hemos subido. Ahí en esa bajada
compruebo dos cosas: que Ricardo confía plenamente en su bici y que la lanza al
máximo de velocidad sin ningún tipo de miramiento, y, en segundo lugar, que
efectivamente, el cuadro responde y aguanta todo lo que Ricardo le echa.
Impresionante. Sigo sin salir de mi asombro.
En la etapa que habíamos dibujado estaba también la subida a
Sommet Bucher (perteneciente al BIG), pero con dos superpuertos, ya nos damos
por satisfechos y dejamos esta subida para otra excursión.
Cena tempranera en la pizzería próxima al hotel mientras
acabamos de definir los planes para el día siguiente. Lo único claro es que
estamos al pie de Granon, uno de los objetivos del viaje, y que lo haremos ni
bien terminemos el desayuno. Luego, el segundo posible objetivo del día era
Mont Colombis, una subida durísima cercana a Gap por la que pasamos cada vez
que vamos o volvemos de los Alpes, y siempre la dejamos de lado...
De momento nos levantamos con un día un tanto desapacible y
nos disponemos a subir a Granon, que tiene el honor de haber sido el final de
etapa a mayor altitud del Tour de Francia desde 1986 (con victoria del español
Eduardo Chozas), hasta 2011, Tour en que se llegó al Galibier en el final de
etapa que vio la mítica victoria de Andy Schleck.
En Saint Chaffrey observamos el cartel de Col de Granon
cerrado, pero sabemos por uno italianos compañeros de hotel que la carretera
está transitable y que solamente los últimos centenares de metros están
cubiertos de nieve, con lo que nos disponemos a subir uno de los puertos más
duros de los Alpes en nuestro día de despedida.
Después de un kilómetro inicial casi llano nos esperan poco
más de 11 kilómetros
a un desnivel medio del 9,54%, terrible, sobre todo el tramo posterior al paso
por Le Tronchet, con 5 km
por encima del 10%. Además en ese tramo, la montaña se abre y el aire y el frío
aprietan de lo lindo. Sobre lo fuerte que sopla el aire allí ya nos advirtieron
los italianos y el dueño de la pizzería. Es un factor más que añade dureza a
esta subida durísima y preciosa que vale la pena conservar entre las más
especiales de los Alpes. Poco más de hora y cuarto para subirlo!
Una vez abajo y todavía con el frío en el cuerpo, decidimos
que la mejor opción es la ducha en el hotel y tomar el camino directo a casa.
Mont Colombis queda también para otra ocasión. Son 7 horas de viaje hasta Barcelona
y vale la pena tomárselo con calma y no andar con prisas si paráramos a subir
otro coloso alpino.
2 comentarios:
Soy fiel seguidor de tu blog, y este post concretamente me ha venido de lujo, ya que para Agosto tengo programada con dos colegas una escapada a Alpes/Dolomitas.
Y precisamente 2 etapas que haremos, seran 2 que comentas en este post. Ademas, nuestras ultimas dos etapas.
Una de Agnello/Izoard y luego al dia siguiente el Mont Ventoux desde Bedoin.
Y por cierto, tb de tu blog cogi la idea del San Gotardo haciendo previamente Furka y Nufenen.
Muchas gracias por tu comentario! Me alegra saber que estos posts son de utilidad para otros ciclistas viajeros!
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