Gravel, la revolución que viene |
(Publicado en el número 10 de la revista Ziklo)
La industria de la bicicleta está en
permanente evolución. Las novedades van surgiendo de tal forma que
el mercado no es capaz de asimilar todo lo que va surgiendo, y
únicamente aquellas novedades que se convierten en imprescindibles
se mantienen en el mercado. Yo creo que con las bicicletas de gravel
estamos ante uno de esos fenómenos. Algo que llega al universo de la
bicicleta para quedarse.
Ziklo es una revista de ciclismo de
carretera, pero como ya hemos insinuado varias veces, es una revista
para amantes del ciclismo, y a la vez gente inquieta con ganas de
experimentar nuevas sensaciones. Imaginad poder multiplicar las
opciones de rutas por descubrir incluso al lado de casa.
Las bicicletas de gravel me resultaban
muy sugerentes pero no había tenido oportunidad de probarlas.
Conceptualmente, el hecho de poder ampliar nuestra red habitual de
carreteras con las pistas de tierra es muy atractivo y abre todo un
mundo de posibilidades. Todo ello con el mismo tipo de manillar que
en la carretera, con unas cubiertas más anchas, sin la suspensión
delantera y con los frenos de disco. Básicamente se trata del mismo
concepto que el ciclocross, sólo que el ciclocross yo lo relaciono
con la competición y el gravel lo asocio con menos competición y
más disfrute. Competición significa también más control sobre el
material, límites a los anchos de cubierta, manillares, etc. Las
bicicletas de gravel ofrecen múltiples posibilidades en cuanto a
material. Además, por supuesto, vienen preparadas para poder llevar
alforjas y poder así convertir una salida en bicicleta en un viaje
de aventura con todo el equipaje necesario.
Viviendo en Barcelona, la bici de
gravel me parece una gran oportunidad de huir del tráfico de una
gran ciudad, con una gran red de pistas ciclables especialmente en
Collserola, la sierra montañosa que delimita Barcelona. Por cierto
que últimamente nuestros políticos quieren limitar las actividades
deportivas de gran formato en este pulmón barcelonés. Collserola
tiene una infinidad de pistas no asfaltadas que ofrecen innumerables
opciónes al ciclista de BTT y ahora también al ciclista de gravel.
Precisamente estaba yo planteándome
las bondades de las bicis gravel, cuando surgió la invitación del
Sportful Gravel day, una jornada de reencuentro con los amigos de
Sportful, en la que también íbamos a poder probar algunas prendas
de su ya mítica gama Fiandre, especialmente adecuada para los días
lluviosos de primavera.
A partir de ahí contactamos con Finna
Barcelona para poder probar una de sus preciosas Finna Landscape. Una
bicicleta que no tiene nada que envidiar a una flaca, con un manillar
de carretera de forma curiosa. Se nota que Finna Barcelona procede de
la generación de las bicicletas urbanas y las fixies, donde la
estética prima, y de qué manera. Yo no tengo demasiados
conocimientos técnicos, no os hablaré de detalles que no conozco en
profundidad y que podría copiar de un catálogo. Sólo os diré que
la bici que Finna Barcelona nos ofreció esteticamente es una
preciosidad como podéis ver en las fotos, manillar exageradamente
abierto que le da un aire diferente. Su cuadro de acero aleado con
Cromo y Molibdeno está especialmente diseñado para soportar altas
cargas de peso. En estos tiempos en que reina el carbono estos
cuadros ya no son muy frecuentes, pero aquí tiene todo su sentido.
Un peso total de poco más de 11 kg que no está nada mal.
Y una vez en el ajo, ¿qué tal se
comporta la bici? Bueno, os puedo decir que en el recorrido de poco
más de 60 km que nos montó Sportful, descubrí que el gravel se
trataba de ir por pista no asfaltada con rueda más gorda a la misma
velocidad que con la bicicleta de carretera! Bromas aparte, hay que
decir que efectivamente un neumático más grueso no penaliza en
exceso el rendimiento. Si uno compara los tiempos hechos con la
gravel respecto a la de carretera, son muy similares. Por tanto eso
son muy buenas noticias.
Barcelona al fondo |
Puesto que el recorrido que hicimos era
básicamente llano, quise probar la Finna Landscape en un terreno más
abrupto y la sometí a más presión en Collserola. Subidas
pronunciadas, bajadas técnicas, alguna trialera y el resultado fue
espectacular. En ningún momento eché en falta la suspensión
delantera. La horquilla rígida se lo tragaba todo y la bici se
comportaba como una campeona. Mucho mas cómoda, eso sí, en las
pistas anchas, donde uno se puede agarrar a la parte inferior del
manillar, aunque la posición natural en este tipo de bicis sería en
las manetas, con los frenos siempre cerca, que en pista no asfaltada
nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Hablando de los frenos,
lógicamente el freno de disco tiene un rendimiento espectacular
cuando estás acostumbrado al freno de pastilla en la carretera.
Después de la ya famosa carta de Fran Ventoso y la suspensión de
los frenos de disco en competición su implantación en la carretera
será más lenta, pero a mi juicio acabará ganando. Si hablamos de
frenar, no hay color.
En resumen, el gravel es una tendencia
que creo que tiene mucho recorrido. Polivalencia, seguridad,
estética, robustez, son algunas de sus armas. El tiempo nos dirá si
finalmente gana la batalla.