Zona de herraduras antes del Portell. Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com |
(Artículo publicao en el número 14 de la revista Ziklo)
El Mont Caro es una de esas subidas que
impresionan. Para su suerte o desgracia está ahí aislada en el sur
de Catalunya, rozando la Comunidad Valenciana (provincia de
Castellón) y Aragón (provincia de Teruel), en una zona muy
montañosa pero con pocas carreteras. Para subirlo tienes que ir allí
a propósito, subir y bajarlo por la misma carretera, e imposible de
combinar con otras subidas. Un verdadero coloso. No se puede
calificar de otra forma a una subida con casi 1500 metros de desnivel
y casi 20 km de carretera ascendente.
Son este tipo de subidas las que nos
apasionan a los locos de las cumbres. Manel Gómez y Miguel Bernabé
son los padrinos del Mont Caro y fueron nuestros anfitriones en la
visita de inspección a esta mítica ascensión. Los dos son
personajes muy conocidos en los foros ciclistas, especialmente en el
foro de Altimetrías APM y el reto CIMA, del que Miguel es máximo
responsable (hay que agradecer siempre su dedicación permanente y
desinteresada). Y Manel ha sido el primero en completar el reto CIMA,
subiendo las 640 montañas incluidas en la lista. Personalmente, era
un aliciente adicional conocerlos y compartir con ellos la subida al
Caro.
Para los que os preguntéis qué es eso
de apadrinar una subida, vale la pena explicar que con motivo del 25
aniversario del BIG (Brevet International du Grimpeur), esta
organización inició el reto Ironbing consistente en subir 25 veces
en un año una de las subidas incluidas en la Superlista de 1000
cumbres que deben subir sus miembros (más información en
www.bigcycling.eu ).
Apadrinar una subida se ha convertido en un reto para todos aquellos
que tenemos una de esas subidas cerca de casa. Lógicamente, aquel
que es padrino de una subida y la ha culminado 25 veces tiene un
nivel avanzado de conocimiento del terreno, desniveles, vistas,
estado del asfalto, condiciones meteorológicas que imperan en la
zona, etc.
Precisamente las condiciones climáticas
iban a marcar nuestro encuentro con el Mont Caro. Somos inmensamente
afortunados de vivir en un país donde podemos practicar la bicicleta
todo el año. No sólo eso, eligiendo un poco bien el día podemos
subir cualquier carretera en cualquier mes del año. En nuestro caso
subimos al Caro en Diciembre que normalmente es un mes frío pero
seco, y algunas veces muy ventoso en la zona sur de Catalunya (Delta
del Ebro). Efectivamente el viento y el frío nos hizo aplazar una
primera cita, y en pocos días encontramos otro hueco en el que el
tiempo, ahora ya sí, nos respetó y pudimos finalmente culminar
nuestro objetivo.
El punto de encuentro del grupo fue
Roquetes, la localidad tarraconense próxima a Tortosa donde se
inicia propiamente la subida a Mont Caro. Allí se realizan las
presentaciones de rigor. Es bonito conocer en persona a gente con la
que has contactado desde hace años en el mundo virtual. Manel,
Miguel, esposas, mi amigo Josep Maria, Sergi el fotógrafo, una breve
presentación para enseguida ponernos manos a la obra, viendo a lo
lejos el Massís dels Ports, impresionante, con una densa boina de
niebla alrededor de las antenas del Monte Caro. El día, soleado pero
frío, augura una gran jornada de cicloturismo como efectivamente
luego comprobaremos.
Mont Caro, unas vistas espectaculares! Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com |
Para nosotros los catalanes fue una
gran noticia cuando supimos que El Caro (rebautizado para la ocasión
como Lo Port) había sido incluido en la próxima edición de la
Volta Ciclista a Catalunya, en el mes de Marzo de 2017.
Sorprendentemente sólo hasta la cota 1000, sin incluir los últimos
durísimos cuatro kilómetros. Un poco menos decepcionante una vez
visitamos el Caro y descubrimos las condiciones en las que se
encuentra ese último tramo de la subida.
La misma Volta a Catalunya ya llegó a
la cima del Mont Caro en dos ocasiones, años 1985 con la victoria
del corredor de Kelme Alirio Chizabas, y 1991, con la victoria del
también colombiano Lucho Herrera, en una edición que vió la
victoria de Miguel Indurain en la clasificación general, en el año
de su primer Tour de Francia.
El asfalto en la última parte, casi inexistente Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com |
La subida propiamente dicha podemos
dividirla en 3 secciones perfectamente diferenciadas. La primera
parte es una recta interminable desde Roquetes, el paso por el puente
y un duro inicio que finaliza en la Font del Cargol (Fuente del
Caracol) y la estatua de La cabra. Una segunda parte espectacular con
unas curvas de herradura muy vistosas que acaba en el Portell (lugar
donde finalizará la etapa de la vuelta a Catalunya) y la última
sección es la que incluye un tramo llano y la dura y definitiva
ascensión de 4 km a una media del 11%. Lamentablemente este último
tramo se halla en unas condiciones muy deficientes. El asfalto estaba
muy deteriorado, pero la reciente reparación que se ha llevado a
cabo (diciembre 2016) unicamente ha consistido en una capa de
gravilla que ha dejado la carretera en peores condiciones de las que
estaba. Especialmente penoso (y peligroso) es el descenso de ese
tramo con las ruedas finas y la gravilla, que obliga a parar casi
completamente en cada curva de herradura.
Cada una de estas partes de la subida
me las iban avanzando metro a metro Manel y Miguel, Miguel y Manel,
tanto monta monta tanto. Uno de Amposta, el otro de Nonaspe, pero
ambos profundos conocedores del Caro. Subir 25 veces en un año un
coloso de este calibre no está al alcance de cualquier cicloturista.
Ya no sólo por fuerzas sino también psicológicamente. Repetir tan
a menudo un puerto con esta dureza te hace preguntarte a veces
simplemente “¿Por qué?”. Pero finalmente subir un puerto
acompañado por el padrino de la subida es un verdadero privilegio.
No me alertaban únicamente de las pendientes que se aproximaban sino
también del estado del asfalto, de la dirección e intensidad del
aire que suele soplar, también de sus retos personales conseguidos
en el Caro, como la vez que Manel lo subió 3 veces en un mismo día.
Las últimas reformas en la carretera y
en la zona final de las antenas han supuesto la desaparición del
cartel que había en la cima donde los cicloturistas solíamos
hacernos la foto. Por cierto que las vistas desde la cima son, como
no podía ser de otra forma, grandiosas, de todo el Delta del Ebro y
del litoral . Lástima que el día que nosotros subimos, como ya
vimos desde Roquetes solo empezar, una densa niebla cubría la cima,
e incluso la antena era difícil de ver. Unicamente ya en el
descenso, al paso por el Portell, el sol vuelve a salir y recuperamos
las vistas sobre el Delta del Ebro. Cabe decir que desde la zona del
Portell llegamos a los restaurantes, donde se toma una pista forestal
que llegaría en 30 km a Fredes, en Castellón. Obviamente, la pista
no es ciclable en bicicleta de carretera, aunque dudo que esté en
peores condiciones que la pista que acabamos de bajar desde la
antena. En el Portell hay también un mirador de la zona de curvas
donde es obligado detenerse y donde Sergi aprovecha unas maravillosas
vistas de la carretera.
Debo confesar que yo ya había estado
en el Mont Caro un par de veces. Curiosamente en este coloso
tarraconense conocí hace más de 11 años a Sergi Ros, este
fantástico fotógrafo que me acompaña tantas veces y que deja
constancia de tantos retos conseguidos. También había estado en el
Caro cuando la Volta llegó en 1991, recuerdo haber cambiado mi 52-42
por un plato de 39 para poder llegar arriba. Grandes recuerdos las
dos veces anteriores que fui. Y ahora, habiendo conocido a Manel y a
Miguel, esta tercera ocasión que visito el Caro, tampoco será fácil
que lo olvide. Un gran día de cicloturismo rematado con una
inolvidable comida en Tortosa repleta de puertos y anécdotas.
Gracias amigos por vuestra hospitalidad!