lunes, marzo 23, 2020

Gorges du Verdon, un paraíso (y no sólo para el ciclismo)

Gorges de Verdon ciclismo
Grandes vistas sobre el río Verdon!
Ya sabemos que Francia es un verdadero paraíso para el cicloturismo.
En un reciente viaje por el país vecino, estábamos en Sault, donde por supuesto subimos al Mont Ventoux. Era el mes de Septiembre, un mes magnífico todavía para subir al Gigante de la Provenza, si bien aprendí de los lugareños que al Ventoux hay que respetarlo siempre: nunca sabes lo que te va a deparar ahí arriba. Todo Sault es un pueblo de postal en el que todo gira alrededor del Ventoux y de la Lavanda. Me quedan ganas de volver en el mes de Julio para ver los campos de lavanda en su plenitud con ese color púrpura intenso. Una maravilla de la naturaleza.

Esta vez subimos por una vertiente desconocida para mí,. La vertiente más fácil, la de Sault, aunque con 25 kilometros de longitud, lo cual siempre es un desafío. Yo había subido el Ventoux en 3 ocasiones, siempre desde la mítica vertiente de Bedoin, la más dura, y que se úne con la vertiente de Sault en el Chalet Reynard. A partir de ahí la subida se hace en ese famoso paisaje desértico que caracteriza el Ventoux, desaparece todo el arbolado y empiezan esas interminables rectas con la gigantesca antena del Ventoux al fondo.

Ventoux por Sault
Perfil del Mont Ventoux desde Sault

Nosotros ascendimos un 24 de septiembre a media mañana en perfectas condiciones climatológicas, con el lógico frío a la bajada, pero a nuestro regreso descubrimos que solo unas horas más tarde el granizo hizo su aparición en la cima del Ventoux, lo cual es un verdadero peligro en una bajada tan rápida...

En este viaje, desde la zona de Sault y el Ventoux teníamos que terminar en Cannes, por lo que el camino más directo, y el más espectacular, nos mandaba por las Gorges du Verdon. Nuestras etapas eran Sault-Greoux les Bains  con 73 km y Greoux les Bains-La Palud sur Verdon, de 53 km pasando por el Lac de Sainte Croix y a través del Col d'Ayen, a 1031 metros de altitud.

Estando alojados en la Palud sur Verdon, teníamos accesibles las dos mejores rutas que se pueden tomar para apreciar las Gorges du Verdon en toda su magnitud.

Gorges du Verdon cycling
En el mapa se pueden apreciar las dos rutas sugeridas
- Por un lado esta la llamada "Ruta de las Crestas", una ruta corta, de unos 40 km en la que se observa la orilla norte del río Verdon. Es de una sola dirección, puesto que hay que realizarla en el sentido de las agujas del reloj.
- Por otro lado está la llamada "Corniche sublime", mucho más larga cuyo inicio se puede realizar en el Lac de Sainte Croix. En esta ruta tomamos el río Verdon por su parte sur y en el inicio ascendemos al denominado Cirque du Vaumale, que corona a 1180 mts, con una última parte sencillamente espectacular. Son 13 km y una diferencia de altitud de 764 metros. Una subida dura de verdad.

Cirque du Vaumale
Source de Vaumale
En nuestro caso, en una tarde fantástica con las mejores condiciones para la bicicleta, no sólo disfrutamos de la belleza del río Verdon sino también de las vistas sobre el Lac de Sainte Croix. Maravillosas vistas sobre este impresionante lago.

Lac de Sainte Croix

viernes, febrero 02, 2018

Portugal, la competencia. Lisboa te enamora

Cabo da Roca, el punto más occidental del continente  europeo
Quizás porque está aquí al ladito, o incluso porque sea competencia directa de nuestra oferta ciclista, Portugal no ha sido nunca un destino muy popular para los cicloturistas españoles (especialmente para los catalanes). Y sin embargo se trata de un destino ciclista muy apetecible especialmente en invierno, cuando tenemos que buscar el sol y el buen tiempo que nos falta en el norte de la península.

Ya no sólo a nivel cicloturista, sino a nivel histórico y cultural, Lisboa es un destino de primer nivel.
La cantidad de alicientes que tiene Lisboa es enorme, la Torre de Belem, el Monasterio de los Jerónimos, la Monumento a los descubridores o el barrio de la Alfama son sólo algunas de las atracciones que no nos podemos perder. Me sorprendió el hecho de que el área metropolitana de Lisboa, con 4 millones de habitantes, suponga nada menos que un 20% de la población total de Portugal, lo que da una idea de la concentración de población en la metrópilis y la despoblación de buena parte del territorio rural portugués.

La comida es, por descontado, otro gran aliciente. No sólo el Bacalhau (bacalao, por supuesto), sino también el caldo portugués, la francesinha, todo ello es una garantía de que vamos a comer bien! Los vinos son también de una calidad incontestable: Albariño, vino de Alentejo en el sur o vino verde en el norte.

El clima es francamente benigno incluso en invierno. Nosotros tuvimos 4 de 5 días ideales para el turimo y las actividades deportivas. Solamente uno encontramos lluvia y algo de viento (el aire puede llegar a ser un problema). En Enero, por ejemplo, la temperatura media es de 10º, lo que no está nada mal. La proximidad de mar hace que el clima sea normalmente suave. Por lo que respecta al tiempo en verano, sería recomendable evitar los meses de más calor, no sólo por el tiempo sino también por el tráfico que se incrementa notablemente.

Lisboa será siempre para nosotros el lugar mágico del segundo Mundial de Freire, con la subida a Sefarina y con un circuito bastante duro, como no podía ser de otra forma en Lisboa, la otra ciudad de las siete colinas, donde no hay mucho llano, excepto en la ribera del río Tajo, lugar ideal para un ciclismo relajado y tranquilo.

A nivel estatal, también hay que destacar que Lisboa fue el lugar de inicio de la Vuelta a España de 1997 (para promocionar la Exposición Universal de Lisboa que se realizó en 1998. Fueron 3 las etapas disputadas en Portugal (Lisboa-Circuito de Estoril, Évora-Vilamoura y Loulé-Huelva). Al final ese año el triunfo fue para el suizo Alex Zulle.

Monumento dedicado a Agostinho en Torres Vedras
Pero ciclismo en Portugal es igual a Agostinho, el longevo ciclista luso con una muerte prematura, todavía sobre la bicicleta (cayó en la Vuelta al Algarve un 1 de Mayo de 1984, muriendo 10 días más tarde tras no poder superar el coma que le provocó la caída). Ciclismo en Portugal es también la Volta a Portugal (la Grande) con mucho calor en el mes de Agosto.

Con el Castillo da Pena al fondo
La primera salida ciclista que hicimos fue a Sintra, declarada en 1995 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Salimos de Cascais y siguiendo la costa pasamos por la famosa playa de Guincho (donde els surf es muy popular) antes de adentrarnos en la zona de Sintra con unas subidas muy interesantes (duras) que tienen como punto culminante el curioso y multicolor Palacio da Pena. Una zona muy interesante, con carreteras estrechas y numerosos palacios y monumentos que adornan el recorrido (Palacio de Seteais, Parque de Monserrate). El punto culminante de la ruta que hicimos, además de Sintra, fue el Cabo da Roca, el punto más occidental del continente europeo.

La segunda salida frustrada era a Montejunto, que yo incluía en el pack con la cercana Óbidos, y con inicio en la localidad natal de Agostinho, Torres Vedras, donde al mítico ciclista le han dedicado un par de monumentos (ver foto).

Impresionantes vistas desde la Serra da Arrabida
El segundo día real de bicicleta sirvió para descubrir la fantástica Serra de Arrabida. Una maravillosa carretera costera con magníficas vistas y donde se ubica el Monasterio da Arrabida. Existen 3 vertientes interesantes, la más próxima a Lisboa (Azeitao), la subida desde Setúbal y por último quizás la más dura desde la playa de Galapinhos. El punto más alto de la carretera se encuentra a 491 metros, con magníficas vistas sobre el mar y la península de Troia (al otro lado de la bahía). Por cierto que una de las marchas más populares en Portugal es la Troia-Sogres, con casi 200 km siguiendo la costa en dirección sur hasta el punto mas septentrional de la costa atlantica de Portugal.

Curiosa vista de las torres que pertenecen al Monasterio de Arrabida
A nivel cicloturista Portugal supone una competencia muy clara a la oferta española. En concreto el Algarve es una zona que se está desarrolando mucho y no por casualidad se celebra allí la ya conocida carrera profesional Volta ao Algarve http://voltaaoalgarve.com/ en el mes de Febrero (categoría 2.1 del Europa Tour), y que tambien tiene su versión cicloturista, como no podía ser de otro modo, que disputa el 17 de Febrero de 2018 desde Tavira.

El tema de las marchas cicloturistas también se está desarrollando a gran velocidad en Portugal. En concreto este año se celebrará la Granfondo Lisboa https://www.granfondolisboa.com/ el día 22 de abril de 2018 con 136 km de distancia

También la Gran Fondo New York https://gfny.com/gfny-world/gfny-portugal/ ha llegado a Portugal, y se celebrará el día 9 de septiembre de 2018 desde Cascais, con 160 km de recorrido y más de 2.000 metros de desnivel, con un recorrido similar a la Granfondo Lisboa, pasando por Sintra y subiendo por la costa atlántica. No es casual que también sea Cascais donde se celebra el Ironman 70,3 el día 30 de Septiembre de 2018, en un recorrido ciclista que pasa por el circuito de Formula 1 de Estoril. Gran destino Cascais pues para ciclistas y triatletas.

En resumen, la bicicleta es una gran excusa para viajar a Portugal y redescubrir todos los monumentos y toda la historia del país vecino. La época dorada del siglo XVI cuando sus navegantes descubrieron medio mundo. Su comida y sus vinos. Los fados. No hace falta que sea un destino exclusivamente ciclista en nuestra escapada, pero siempre podemos sacar tiempo para un par de salidas en bici, no créeis?

sábado, julio 29, 2017

Waka Waka y bicicleta, porque esto es Sudafrica.

Bain's Kloff, una de las subidas sudafricanas que no te puedes perder
Nada menos que 9000 kilómetros de distancia desde Barcelona. Un largo viaje, cruzar Africa de Norte a sur, y todavía más largo si hay que volar con escala en Amsterdam o, mucho mas lejos, con escala en Doha (Qatar) si uno vuela con lineas aereas de medio oriente con precios competitivos como Qatar Airways o Fly Emirates.

Sudáfrica es un país que desde 2010 está ligado ya por siempre al deporte español, cuando la selección española de fútbol se proclamó campeona del mundo en Johanesburgo tras el gol de Iniesta, en el que es el mayor éxito del deporte español en toda su historia. El Waka waka de Shakira completa la banda sonora de nuestros recuerdos sudafricanos.

Un país con una historia complicada, con la dominación de los holandeses, la guerra contra Inglaterra y posterior dominio británico, que explica que los idiomas oficiales sean el afrikaner (muy próximo al holandés) y el inglés. Un país moderno constituido como hoy lo conocemos en 1910. También con un pasado reciente muy oscuro en la época del apartheid que le supuso el boicot internacional a todos los niveles, incluso deportivo. Un pasado que ha superado en los años 90 gracias a Mandela y a otros tres Premios Nobel de la Paz que Sudáfrica muestra con orgullo con sus estatuas en el frente marítimo de Ciudad del Cabo. Albert Luthuli en 1960, Desmond Tutu (Obispo de Johanesburgo) en 1984, y Nelson Mandela junto con FW DeClerk en 1993 completan esta magnífica selección de personas extraordinarias que han luchado por la igualdad entre razas y la dignidad de todas las personas.

Sudáfrica es un país enorme con un montón de atractivos. En mi viaje me concentré en la zona de Ciudad del Cabo, la Garden route y la Ruta 62, pero quedan en la recámara todavía otras zonas muy interesantes a nivel ciclista como las montañas de Drakensberg, mucho más cerca de Johannesburgo y Durban. La ruta 62 es la ruta turística en la provincia occidental del cabo y cabo del este que va entre Ciudad del cabo y Oudtshoorn, Langkloof y Port Elizabeth (destino conocido por los triatletas por el Ironman), ofreciendo una alternativa más corta y pintoresca a la autopista N2. Es una zona de magníficos paisajes y acantilados, arroyos cristalinos y abundancia de árboles y flora autóctona. Carretera muy popular entre los motoristas.

Algo tiene que tener a nivel ciclista Sudáfrica para hospedar la marcha ciclodeportiva más popular del mundo: la Cape Town Cycle Tour (antes llamada Cape Argus). Ni Maratona dles Domites, ni Tour de Flandes, ni l'Etape du Tour, sino la Cape Town Cycle Tour (en Ciudad del Cabo). Se celebra el día 12 de marzo de 2017 y su récord histórico de participación se sitúa en 35.000 personas nada menos. Es nuestra Quebrantahuesos pero a lo bestia. Su recorrido no es especialmente exigente, con 109 kilómetros (1220 mts de desnivel), muchos de ellos junto a la costa con espectaculares vistas y con Chapman's Peak como punto culminante, una preciosa carretera con el océano a tu izquierda que te deja a las puertas de Ciudad del Cabo. Es el punto álgido de la temporada cicloturista para los locales, aunque también atrae, cada vez más, a muchos cicloturistas extranjeros ávidos de nuevas experiencias.

Si hablamos del ciclismo en Sudáfrica también tenemos que hablar de la Cape Epic, la prestigiosa prueba de mountain bike por parejas clasificada hors categorie por la UCI, que este año se disputará del 19 al 26 de marzo de 2017. Bart Brentjens, medalla de oro de mountain bike en las Olimpiadas de 1996 y ganador de la Absa Cape Epic la definió como el "Tour de Francia de la mountain bike". Para este año 2017 quiero destacar la participación de una pareja divertida y peculiar: José Antonio Hermida y Joaquín Purito Rodríguez, los dos catalanes ya retirados de la competición profesional.

A nivel mountain bike o gravel bike también quiero destacar otra prueba mucho menos famosa como es la Swartberg Granfondo (http://www.mtbafrica.com/the-gran-fondo-route.html), una prueba realmente interesante que este 2017 celebrará su segunda edición el día 29 de abril, con un recorrido muy duro de 170 km, con 79 km sin asfaltar en 3 sectores diferentes. Para mí personalmente Swartberg pass ha sido uno de los descubrimientos más interesantes y sorprendentes de todo el viaje. Este breve repaso por interesantes pruebas para cicloturistas lo cerraré con la Cape Rouleur (http://www.caperouleur.com/), una ruta de 5 días para ciclodeportistas con todas las comodidades de una gran prueba europea.

Como veis, el ciclismo goza de muy buena salud en Sudáfrica. Incluso a nivel profesional, para la temporada 2017 dispone de un equipo Pro Tour como el Dimension Data, sucesor del MTN Qhubeka, con corredores tan importantes como Mark Cavendish, y también diversos corredores africanos. También recordaréis el equipo sudafricano Barloworld que estuvo en el pelotón profesional de 2003 a 2009. Precisamente del Barloworld, siempre me acuerdo un tal John Lee Augustyn, sudafricano que coronó en cabeza La Bonette en el tour de 2008 y en un arriesgado descenso se salió de la carretera y la televisión nos mostraba desde el helicóptero como no podía detener su caída en las laderas rocosas de La Bonette, echadle un vistazo en youtube, impresionante. Otros ciclistas sudafricanos en el Tour han tenido protagonismo como el caso de Daryl Impey, que fue vencedor de una etapa y primer portador sudafricano del maillot amarillo en el año 2013.

"Stay wider of the rider"
A nivel cicloturista, andar en bicicleta en Sudáfrica es normalmente seguro. Cabe recordar que se circula por la izquierda, como tantos otros destinos que pertenecieron al Imperio Británico. La mayor parte de carreteras sudafricanas disponen de un amplísimo arcén multiuso delimitado por una linea amarilla que permite unos adelantamientos más seguros entre coches, y es también un amplio espacio para los ciclistas. Ocasionalmente también se ven carteles con la frase “Stay wider of the rider” (vendría a ser “Dale más espacio al ciclista”).

El clima en Sudáfrica es también muy especial. Lo primero que hay que recordar es que en nuestro invierno europeo allí es verano con lo cual puede ser un destino muy atractivo durante nuestros meses más fríos. Particularmente en la zona de Ciudad del Cabo, y en la Península del Cabo hay que tener en cuenta que el viento fuerte sopla con mucha frecuencia. Hay que estar siempre atento a las previsiones meteorológicas, aunque los ciclistas locales ya están hechos a este tipo de fuerte viento. Otra curiosa característica del Western Cape (la región donde está Ciudad del Cabo), es que las aguas están congeladas incluso en verano, especialmente las del Océano Atlántico, con lo que se da la curiosidad para nosotros los mediterraneos, que puedes ver enormes playas de arena blanca vacías de bañistas. Entre el fuerte viento, las aguas congeladas y la posible presencia de tiburones (se alerta de su presencia con una bandera negra) os podeis imaginar que nuestros tranquilos días en las playas mediterráneas no tienen nada que ver con esto.

Cabo de Buena Esperanza, más al sur no se puede
Si tengo que elegir las mejores rutas que hice por Sudáfrica me quedaría con la ruta desde Ciudad del Cabo por la península del Cabo, en un recorrido muy similar a la Cape Town Cycle tour pero llegando hasta el Cabo de Buena Esperanza. En una etapa de 115 kilómetros saliendo de Muizenberg llegué hasta el Cabo de Buena Esperanza (el punto más al sudoeste del continente africano), regresando por Chapman's Peak, Suikerbossie y Camps Bay. Si sólo teneis un día de ciclismo en Ciudad del Cabo, seguir la ruta de la Cape Argus es fácil y espectacular.

Impresionante panorámica de Swartberg Pass
Die Top, en la cima del Swartberg
La segunda ruta que recomendaría en Sudáfrica es Swartberg Pass. Vuelvo enamorado de este durísimo paso de montaña sin asfaltar que no tiene nada que envidiar a famosos puertos alpinos o pirenaicos, solo que con una modesta altitud de 1575 metros. Se trata de la carretera R328 que va de Prince Albert a Outdshoorn y son 15,7 kilómetros con un desnivel medio del 6%, aunque hay tramos muy duros al 15-16% os recuerdo que sin asfaltar. Durísimo, panorámico, solitario, muy seco. Toda una experiencia adentrarse en la montañas de Swartberg.

Sudáfrica es un país moderno, no estamos hablando del Africa negra y subdesarrollada. El exotismo de Sudáfrica por lo que respecta al mundo animal se concentra en el parque Kruger, cerca de Johannesburgo, en el noreste del país. Gran destino para ver animales africanos en su hábitat. Fuera del parque Kruger tambien hay unas cuantas experiencias curiosas relacionadas con los animales. Buenos ejemplos son la numerosa colonia de pingüinos que hay en la cálida playa de Boulder´s beach (al sur de Ciudad del Cabo) o la presencia en las carreteras de los babuinos (baboons en inglés), unos simios silvestres que merodean por las carreteras en busca de cualquier tipo de comida. Es tan peligroso que se te cruce uno de estos como que se te cruce un perro... La zona del Little Karoo (alrededor de Oudtshoorn) es zona de avestruces, cuya carne es muy apreciada para consumo humano, por lo que existen muchas granjas donde se crían en cautividad.
Por supuesto, también forman parte de este exotismo animal (para nosotros mediterráneos) las ballenas que hay alrededor de Hermanus y en toda la bahía de False Bay, y la presencia de tiburones en las aguas del Océano Índico.

Viajar a Sudáfrica significa también empaparse de su historia reciente, visitar Robben Island (donde estuvo encarcelado Mandela casi 20 años) es otra experiencia que permite entender la historia y la complejidad de este país. Ver la película Invictus, que recrea la victoria sudafricana en el Mundial de Rugby de 1995, ayuda a entender todo lo que ocurrió durante esos convulsos años. Permitidme también recomendaros el emocionante documental “Searching for Sugar man” para completar una visión global de Sudáfrica y ponerle la música que se escuchaba allí en los años 70.

Sudáfrica es un gran destino turístico, tiene tanto para ofrecer... Se trata de un nuevo destino ciclista sin duda, pero no sólo ciclista. Gran destino para los amantes del verano mientras el frío aprieta en Europa. Pero tengo claro que ir a Sudáfrica es mucho más que disfrutar de la bicicleta con calor y buen tiempo. Viajar a Sudáfrica es aprender su historia, la difícil convivencia entre diferentes culturas y razas y descubrir cómo es un país que todavía lucha por superar esas diferencias.

sábado, marzo 25, 2017

Strade Bianche, la historia empezó ayer.

Strade Bianche by Montefusco Cycling
Espectaculares imágenes de la Strade Bianche
(Artículo publicado en el número 15 de la revista Ziklo)

Parece increíble que una clásica pueda nacer de la noche a la mañana. La misma definición de clásica contradice la novedad, la modernidad. Este año 2017 la Strade Bianche, con solo 11 ediciones, ya ha sido incluida en la categoría UCI World Tour, al lado de los monumentos ciclistas más importantes como Tour de Flandes o Roubaix, con más de 100 ediciones disputadas.

En un párrafo se resume la historia. El año 1997 nació la Eroica Strade Bianche, como clásica ciclista con bicis de época por caminos sin asfaltar. El año 2007 se disputó la primera edición para profesionales, organizada por RCS, también organizadora del Giro d'Italia, con la victoria del ruso Kolobnev. Y para completar la competición y el fin de semana ciclista, por primera vez este 2017 también se ha disputado la Strade Bianche para féminas.

La historia de la Strade Bianche se ha ido escribiendo capitulo a capítulo, y a esta rápida irrupción en la primera linea del ciclismo internacional han contribuido sus prestigiosos ganadores: Fabian Cancellara en tres ocasiones, Kwiatkowski que este año ganó por segunda vez, Stybar, Gilbert, etc. Pero también quiero recordar aquí la etapa de Montalcino en el Giro d'Italia de 2010 que también ayudó a popularizar los caminos sin asfaltar de la Toscana y que es una de las más memorables páginas del ciclismo de los últimos años, con la victoria de un Cadel Evans rebozado en barro al llegar a meta.

Los italianos aman las clásicas del Norte, su revista Bicisport dedica cientos de páginas (literalmente) a analizar cada temporada las clásicas belgas y francesas. La Strade Bianche no es más que una réplica de esas carreras. Como decía el slogan de la Strade Bianche de 2015, se trata de “la clásica del norte más al sur de Europa” La Classica del Nord più a sud d'Europa.

Como decía, no se puede hablar de ciclismo en la Toscana sin hablar de la Eroica (concretamente la Eroica tiene lugar en Gaiole in Chianti). De hecho la Eroica ha seguido su camino aparte de la Strade Bianche y hablando con algunos ciclistas toscanos nos decían que la prueba verdaderamente dura es la versión larga de la Eroica, con 200 kilómetros de recorrido de los cuales 175 son sin asfaltar! Y además con bicicletas de época, con su peso y sus componentes que no tienen nada que ver con lo que tenemos hoy día. Este año 2017 la Eroica celebrara su 21ª edición y se disputará el día 1 de Octubre. También cabe señalar que su marca Eroica se ha exportado a otros países, que también celebran su Eroica particular.

En nuestro viaje a la Toscana, nuestros planes pasaban no sólo por presenciar la Strade Bianche profesional y disputar la cicloturista, sino también por buscar algunas subidas cercanas. Esas subidas incluidas en el reto BIG y que nos apasionan a los chalados de las cuestas duras. En nuestra lista estaban Passo della Futa, Abetone (final de etapa en el Giro los años 1954, 1959, 2000 y 2015), San Pellegrino in Alpe, incluso alguna otra (Il Ciocco) que se subía en los Giros de los años 70 y que tuvo como vencedor a José Manuel Fuente.

Strade Bianche by Montefusco Cycling
Junto al Memorial Gastone Nencini
Una de las primeras subidas que nos planteamos fue el Passo de la Futa, una subida muy especial, con mucha historia en su cima, puesto que existe por un lado una placa dedicada al histórico ciclista italiano Gastone Nencini (natural de la vecina localidad de Barberino di Mugello), y por otra parte muy cerca de ahí hay un impresionante cementerio de soldados alemanes (más de 30,000 lápidas) que murieron en la segunda guerra mundial. Coronar a 903 metros no resulta demasiado destacable, pero a principios de marzo en el norte de Italia pues resultó ser bastante frío. Para el segundo día teniamos previsto subir al Abetone, una estación de esquí muy popular para los esquiadores italianos, cuya carretera llega a los 1400 metros. La gélida experiencia del día anterior, y las recomendaciones de algunos italianos con los que charlamos, nos hizo cambiar los planes y sustituir la subida al Abetone por una ruta mucho menos arriesgada y por supuesto mucho menos fría. Nos decidimos por una verdadera ruta por las carreteritas estrechas la Toscana. Para que os hagáis una idea, en 84 kilómetros sumamos 1600 metros de desnivel, ya podéis imaginar que el recorrido no era precisamente llano. Como colofón a la ruta visitamos las bodegas del Castillo de Verrazzano, un verdadero privilegio y una verdadera sorpresa descubrir que ese castillo fue propiedad del navegante que descubrió la bahía de Nueva York (y que da nombre al famoso puente de Verrazano donde se inicia la Maraton de Nueva York).
Strade Bianche by Montefusco Cycling
Toscana: Ciclismo, castillos, viñedos y vinos
Lógicamente en un viaje a la Toscana vale la pena dedicar un par de días a visitar Florencia. La Catedral de Florencia y el David de Miguel Angel son sólo algunos de los muchos alicientes que nos ofrece esta maravillosa ciudad. Las opciones turísticas son tantas (Pisa, Asís, San Gimignano...) que uno puede perder de vista fácilmente el objetivo deportivo por el que vino...
A nivel puramente ciclista, cabe destacar que muy cerca de Florencia (localidad Ponte a Ema) también podéis visitar un museo dedicado a Gino Bartarli, el fraile volador.

El sábado era el día de la carrera profesional, y también el día de recoger los dorsales de la marcha del domingo. El día se levanta lluvioso y el gentío se acumula por la mañana en la Fortezza Medicea, donde se hace la presentación de los equipos profesionales y la recogida de dorsales, con lo que decidimos dedicar el día completo a esos menesteres y a visitar Siena y su maravillosa Piazza del Campo, donde está situada la linea de meta de todas las pruebas (profesional, femenina y cicloturista). El casco antiguo de Siena está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Maravilloso. El ambiente ciclista en toda Siena es impresionante. Mientras uno está en la Piazza del Campo esperando la llegada de la carrera se puede encontrar a un tal Paolo Bettini o a un tal Fabian Cancellara paseando entre la multitud como dos aficionados más.

El recorrido de la Strade Bianche profesional se caracteriza por los tramos de “carreteras blancas” (Strade bianche) o caminos sin asfaltar. El recorrido tiene 175 km de los cuales 62 km son sin asfalto. En la versión cicloturista, la granfondo tiene 130 km de los cuales 27 son sterrato. Por cierto que unos días antes de la carrera se hizo el bautismo de uno de los tramos de sterrato que pasará a denominarse tramo Cancellara en honor al tres veces ganador de esta prueba. Se trata de un larguísimo tramo de 11 km cerca de la localidad de Asciano. Los italianos saben muy bien cuidar estos detalles y generar esos lugares míticos que luego son destinos de peregrinaje para los aficionados al ciclismo.

También hay que decir que si bien la característica principal del recorrido son los tramos sin asfaltar, otra peculiaridad muy importante de la Strade Bianche son las durísimas, aunque cortas, rampas que van sucediéndose a lo largo del recorrido. Durante varias ocasiones vimos en el gps porcentajes del 16% y el 17%. Es de sobra conocida tambien la dura rampa final de entrada en la ciudad medieval de Siena, que no es asfaltada sino con las típicas losas grandes que pueden ser traicioneras un día de lluvia.

Sólo un breve apunte sobre la victoria del polaco Kwiatkowski, que se deshizo de unos compañeros de escapada tan fuertes e incómodos como el campeón olímpico Greg Van Avermaet, el 3 veces campeón mundial de ciclocross Stybar y el belga Tim Wellens. Eso es lo que se llama una escapada real.

Strade Bianche by Montefusco Cycling
Cielos grises, lluvia, barro, una verdadera clásica
Y llegados al domingo, el día de la cicloturista, tal como preveían las predicciones meteorológicas, el clima que tuvimos fue realmente malo. Supongo que para los belgas, ingleses e italianos del norte (muchos participantes de esas procedencias) la lluvia es un ingrediente habitual en sus salidas, pero para nosotros los mediterráneos la lluvia es siempre una incomodidad, especialmente salir con lluvia, si te pilla a media salida pues qué le vamos a hacer... Existen la Granfondo, con 130 kilómetros y la mediofondo, de 77 km, que se separan a a los 30 km, con lo que este año hubo muchos corredores que se decidieron por la versión corta.

Lógicamente, el hecho de circular por tramos sin asfaltar en un dia lluvioso convierte el terreno en un barrizal. Tremendo sufrimiento para nuestras bicis de carretera, hasta el punto que en mi caso particular no pude poner el plato grande en toda la prueba, con el desviador totalmente bloqueado lleno de barro.

Strade Bianche by Montefusco Cycling
Llegamos a la meta Siena en la Piazza del Campo, con un gran ambiente ciclista y muchos turistas despistados que desconocen de qué va todo esto de las bicis. Al fin, una buena ducha con agua bien caliente, lavado rápido de las bicis puesto que hay que empaquetarlas de nuevo en cajas para volar a Barcelona. Pero la aventura no ha terminado ya que la lluvia y el viento provocan problemas en el aeropuerto de Florencia, y el avión tiene que salir finalmente desde Bolonia tras un traslado en autocar que no apetece mucho. En el mismo avión y en las mismas condiciones que nosotros hay un montón de corredores profesionales del Movistar, Orica-Greenedge, Katusha y también alguno del Bora. Menuda manera de descansar para los profesionales, tras la Strade Bianche y el GP de Larciano que se disputó el mismo domingo.

Finalmente llegamos a casa de madrugada tras una grandísima experiencia. Una verdadera clásica del Norte, aunque en Italia, con un clima frío y húmedo. Tramos sin asfaltar, lluvia, barro. Una clásica que ha llegado para quedarse, y con todos los ingredientes, también turísticos, para convertirse en una de las primeras citas de la temporada para los ciclistas viajeros. Y además esto es Italia. Pocas excusas hacen falta para visitar este maravilloso país, y aquí tenemos una buena!

miércoles, febrero 08, 2017

Mont Caro vuelve a la Volta

Mont Caro Volta a Catalunya, revista Ziklo
Zona de herraduras antes del Portell. Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com
(Artículo publicao en el número 14 de la revista Ziklo

El Mont Caro es una de esas subidas que impresionan. Para su suerte o desgracia está ahí aislada en el sur de Catalunya, rozando la Comunidad Valenciana (provincia de Castellón) y Aragón (provincia de Teruel), en una zona muy montañosa pero con pocas carreteras. Para subirlo tienes que ir allí a propósito, subir y bajarlo por la misma carretera, e imposible de combinar con otras subidas. Un verdadero coloso. No se puede calificar de otra forma a una subida con casi 1500 metros de desnivel y casi 20 km de carretera ascendente.

Son este tipo de subidas las que nos apasionan a los locos de las cumbres. Manel Gómez y Miguel Bernabé son los padrinos del Mont Caro y fueron nuestros anfitriones en la visita de inspección a esta mítica ascensión. Los dos son personajes muy conocidos en los foros ciclistas, especialmente en el foro de Altimetrías APM y el reto CIMA, del que Miguel es máximo responsable (hay que agradecer siempre su dedicación permanente y desinteresada). Y Manel ha sido el primero en completar el reto CIMA, subiendo las 640 montañas incluidas en la lista. Personalmente, era un aliciente adicional conocerlos y compartir con ellos la subida al Caro.

Para los que os preguntéis qué es eso de apadrinar una subida, vale la pena explicar que con motivo del 25 aniversario del BIG (Brevet International du Grimpeur), esta organización inició el reto Ironbing consistente en subir 25 veces en un año una de las subidas incluidas en la Superlista de 1000 cumbres que deben subir sus miembros (más información en www.bigcycling.eu ). Apadrinar una subida se ha convertido en un reto para todos aquellos que tenemos una de esas subidas cerca de casa. Lógicamente, aquel que es padrino de una subida y la ha culminado 25 veces tiene un nivel avanzado de conocimiento del terreno, desniveles, vistas, estado del asfalto, condiciones meteorológicas que imperan en la zona, etc.

Precisamente las condiciones climáticas iban a marcar nuestro encuentro con el Mont Caro. Somos inmensamente afortunados de vivir en un país donde podemos practicar la bicicleta todo el año. No sólo eso, eligiendo un poco bien el día podemos subir cualquier carretera en cualquier mes del año. En nuestro caso subimos al Caro en Diciembre que normalmente es un mes frío pero seco, y algunas veces muy ventoso en la zona sur de Catalunya (Delta del Ebro). Efectivamente el viento y el frío nos hizo aplazar una primera cita, y en pocos días encontramos otro hueco en el que el tiempo, ahora ya sí, nos respetó y pudimos finalmente culminar nuestro objetivo.

El punto de encuentro del grupo fue Roquetes, la localidad tarraconense próxima a Tortosa donde se inicia propiamente la subida a Mont Caro. Allí se realizan las presentaciones de rigor. Es bonito conocer en persona a gente con la que has contactado desde hace años en el mundo virtual. Manel, Miguel, esposas, mi amigo Josep Maria, Sergi el fotógrafo, una breve presentación para enseguida ponernos manos a la obra, viendo a lo lejos el Massís dels Ports, impresionante, con una densa boina de niebla alrededor de las antenas del Monte Caro. El día, soleado pero frío, augura una gran jornada de cicloturismo como efectivamente luego comprobaremos.

Mont Caro Volta a Catalunya, revista Ziklo
Mont Caro, unas vistas espectaculares! Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com
Para nosotros los catalanes fue una gran noticia cuando supimos que El Caro (rebautizado para la ocasión como Lo Port) había sido incluido en la próxima edición de la Volta Ciclista a Catalunya, en el mes de Marzo de 2017. Sorprendentemente sólo hasta la cota 1000, sin incluir los últimos durísimos cuatro kilómetros. Un poco menos decepcionante una vez visitamos el Caro y descubrimos las condiciones en las que se encuentra ese último tramo de la subida.

La misma Volta a Catalunya ya llegó a la cima del Mont Caro en dos ocasiones, años 1985 con la victoria del corredor de Kelme Alirio Chizabas, y 1991, con la victoria del también colombiano Lucho Herrera, en una edición que vió la victoria de Miguel Indurain en la clasificación general, en el año de su primer Tour de Francia.

El asfalto en la última parte, casi inexistente Foto de Sergi Ros www.rosdemora.com
La subida propiamente dicha podemos dividirla en 3 secciones perfectamente diferenciadas. La primera parte es una recta interminable desde Roquetes, el paso por el puente y un duro inicio que finaliza en la Font del Cargol (Fuente del Caracol) y la estatua de La cabra. Una segunda parte espectacular con unas curvas de herradura muy vistosas que acaba en el Portell (lugar donde finalizará la etapa de la vuelta a Catalunya) y la última sección es la que incluye un tramo llano y la dura y definitiva ascensión de 4 km a una media del 11%. Lamentablemente este último tramo se halla en unas condiciones muy deficientes. El asfalto estaba muy deteriorado, pero la reciente reparación que se ha llevado a cabo (diciembre 2016) unicamente ha consistido en una capa de gravilla que ha dejado la carretera en peores condiciones de las que estaba. Especialmente penoso (y peligroso) es el descenso de ese tramo con las ruedas finas y la gravilla, que obliga a parar casi completamente en cada curva de herradura.

Cada una de estas partes de la subida me las iban avanzando metro a metro Manel y Miguel, Miguel y Manel, tanto monta monta tanto. Uno de Amposta, el otro de Nonaspe, pero ambos profundos conocedores del Caro. Subir 25 veces en un año un coloso de este calibre no está al alcance de cualquier cicloturista. Ya no sólo por fuerzas sino también psicológicamente. Repetir tan a menudo un puerto con esta dureza te hace preguntarte a veces simplemente “¿Por qué?”. Pero finalmente subir un puerto acompañado por el padrino de la subida es un verdadero privilegio. No me alertaban únicamente de las pendientes que se aproximaban sino también del estado del asfalto, de la dirección e intensidad del aire que suele soplar, también de sus retos personales conseguidos en el Caro, como la vez que Manel lo subió 3 veces en un mismo día.

Las últimas reformas en la carretera y en la zona final de las antenas han supuesto la desaparición del cartel que había en la cima donde los cicloturistas solíamos hacernos la foto. Por cierto que las vistas desde la cima son, como no podía ser de otra forma, grandiosas, de todo el Delta del Ebro y del litoral . Lástima que el día que nosotros subimos, como ya vimos desde Roquetes solo empezar, una densa niebla cubría la cima, e incluso la antena era difícil de ver. Unicamente ya en el descenso, al paso por el Portell, el sol vuelve a salir y recuperamos las vistas sobre el Delta del Ebro. Cabe decir que desde la zona del Portell llegamos a los restaurantes, donde se toma una pista forestal que llegaría en 30 km a Fredes, en Castellón. Obviamente, la pista no es ciclable en bicicleta de carretera, aunque dudo que esté en peores condiciones que la pista que acabamos de bajar desde la antena. En el Portell hay también un mirador de la zona de curvas donde es obligado detenerse y donde Sergi aprovecha unas maravillosas vistas de la carretera.

Debo confesar que yo ya había estado en el Mont Caro un par de veces. Curiosamente en este coloso tarraconense conocí hace más de 11 años a Sergi Ros, este fantástico fotógrafo que me acompaña tantas veces y que deja constancia de tantos retos conseguidos. También había estado en el Caro cuando la Volta llegó en 1991, recuerdo haber cambiado mi 52-42 por un plato de 39 para poder llegar arriba. Grandes recuerdos las dos veces anteriores que fui. Y ahora, habiendo conocido a Manel y a Miguel, esta tercera ocasión que visito el Caro, tampoco será fácil que lo olvide. Un gran día de cicloturismo rematado con una inolvidable comida en Tortosa repleta de puertos y anécdotas. Gracias amigos por vuestra hospitalidad!

sábado, octubre 29, 2016

Via del Sale, por los Alpes en BTT


Via del Sale, grandiosos recuerdos!!
Animado una vez más por una idea de Angel Morales, la idea de coger la BTT para subir algunos puertos de montaña en los Alpes, resultaba una idea de lo más sugerente. Angel nos habló de la Via del Sale, una impresionante ruta en los Alpes que era un paso comercial por donde históricamente se transportaba la sal desde el mar hacia el interior (de ahí el nombre de la ruta).

Una cosa fue llevando a la otra y la Via del Sale, que se puede hacer en dos días incluyendo dos subidas incluidas en el reto BIG (Colle di Tenda y Colle Garezzo), se fue ampliando primero con un día previo para subir al Col de Sommelier (un casi 3.000 muy apetitoso para los cazapuertos) y luego con otro día para subir al Col du Parpaillon (el túnel más alto de los Alpes), que aunque yo ya lo tenía, mis colegas no.

El tema es que se planteaban 4 días intensísimos en los que íbamos a hacer un montón de kilómetros en coche y no tantos en bici (de montaña) pero nos serviría para sumar unos cuantos puertos a nuestra particular colección.

El grupo estaba compuesto por gente muy diversa, de muy diferentes niveles ciclistas y características, pero todos unidos por la pasión por la bici, la montaña y el reto BIG. Curiosamente ninguno especialmente metido en la bicicleta de montaña, todos más bien de carretera. Colaboradores de la revista Ziklo como Angel, Rubén, o yo mismo, grandes escaladores con curriculums prestigiosos como Luis Miguel, Xavi Odena, Roger, Adrià u Oriol, nuevos compañeros de subidas apasionados del BIG como Bernat y Linele, e incluso nuevas incorporaciones al mundo de la bicicleta como Neus. En total, el día más numeroso fuimos hasta 11 personas. Si hay algo más hermoso que disfrutar de estos paisajes y subidas es compartirlo con gente como tú.

Salimos de Barcelona un jueves para hacer hasta Embrún, a unos 650 kilómetros y 7 horas de distancia de Barcelona. Madrugón para poder llegar sobre el mediodía y tras una rápida comida, manos a la obra, directos a Parpaillon para hacer un subir y bajar, sin tiempo para hacer la preciosa ruta circular (bajando hacia Jausiers) que había hecho hace 5 años cuando lo subí por primera vez.

Lógicamente cuando uno se dispone a subir a más de 2600 metros en los Alpes después del mediodía el tiempo preocupa, puesto que la climatología en la alta montaña siempre puede complicarse, pero en esta ocasión tuvimos la fortuna de que jugó a nuestro favor y pudimos escalar y coronar Parpaillon con un sol espléndido.
Perfil del Parpaillon sacado de uno de los míticos libros de Altigraph
Quede claro (como se ve en el perfil) que únicamente los primeros 6 kilómetros de la subida están asfaltados, de un total de 17. El estado de la pista del Parpaillon es regular. Perfectamente ciclable con la BTT, pero dudo que con una flaca o incluso con una gravel se pudiera coronar con éxito. En mi caso, le puse a la BTT (una anticualla de 26", buf) unos neumáticos más finitos para poder subir algo mejor, arrastrando menos, aunque luego en la bajada también se notaba bastante. Bajar estos puertos tan largos y tan empinados en BTT, con los frenos de disco en las últimas también tuvo su gracia.
En la entrada del Tunel de Parpaillon


El hecho de que ya conociera Parpaillon me hizo mucho más llevadera la subida. Cruzar el túnel es una aventura que yo en este caso dejé para mis compañeros, especialmente porque un grupo de todoterrenos alemanes cruzaban el túnel en esos momentos. Una verdadera lástima que ese momento mágico en la cima de una subida como ésta tuviera como banda sonora el ruido de los motores de los 4x4.

Después de coronar, el trabajo aún no estaba hecho puesto que debíamos coger de nuevo el coche y conducir 80 km hasta Bardonecchia (ya en Italia), donde teníamos hotel reservado para empezar el día siguiente nuestro segundo reto, el Col de Sommeiller.

A punto de salir de Bardonecchia dirección Sommelier
El estado de  la pista del Sommeiler, en la frontera de lo ciclable
A los cuatro locos de las cumbres procedentes de Barcelona (Lina, Luis Miguel, Bernat y yo mismo) que hicimos Parpaillon , se nos juntaron 2 catalanes más (Xavi y Roger) y un vasco (Rubén), incluso un francés (François), para acometer un verdadero coloso como Sommeiller, con 1680 metros de desnivel. Los números puede que no impresionen demasiado: 26 km a una media del 6,5% pero es una de esas subidas que no se olvidan, con más de 20 kilómetros sin asfaltar. La pista se va deteriorando más y más, y al llegar a los últimos kilómetros las piedras hacen difícil que uno mantenga la bici derecha. En la foto podéis ver el estado de la pista los últimos kilómetros. Incluso con la BTT es complicado, doy por imposible subir con la de carretera.

Colle Sommeiller, 2991, paisaje lunar, alucinante
Sommeiller, a casi 3000 metros es una de esas subidas alpinas que uno quiere tener en su curriculum. 4 horas 50 minutos para hacer 53 km, una velocidad media de 11,1 km/hora. Creo que eso dice casi todo de la dureza de esta subida. Incluso la bajada a Bardonecchia de nuevo se hace pesada por esa pista.
Perfil de Sommeiller de la mano de Angel
Impresionante paisaje alpino camino de Sommeiller
 Y bien, con Sommeiller en el zurrón, aún nos quedan 230 kilómetros en coche hasta La Brigue, punto de encuentro con el resto de la compañía y principio de la Via del Sale propiamente. Aún no hemos iniciado el fin de semana y ya tenemos dos puertazos en la mochila. Buen principio.

Perfil de los dos días por la Vía del Sale
En La Brigue (de nuevo en Francia) nos reunimos todo el grupo (llegan el maestro Angel, Adrià, Oriol y Neus) y analizamos el recorrido que nos espera los dos días siguientes. Se trata de un recorrido circular de 142 kilómetros, pero vamos a tener que llevar mochila puesto que dormiremos en Pieve di Teco, aproximadamente a los 90 kilómetros. Peso y dificultades adicionales a una ruta ya exigente de por sí. Pero también experiencias nuevas muy enriquecedoras.
Foto de grupo en lo alto del colle di Tenda
Como podéis ver en el perfil vamos a ascender de entrada el Colle di Tenda, que corona a 1870 metros. El túnel del Col di Tenda es uno de los múltiples pasos alpinos entre Francia e Italia, con un túnel estrecho que sólo permite un sentido de circulación. Este paso alterno hace que cruzarlo sea muy lento y que siempre haya numeroso tráfico, sea esperando o sea cruzando.
Bueno, esto no son malas vistas precisamente
Como curiosidad, indicar que la vertiente italiana del Col di Tenda (por Limone Piemonte) está perfectamente asfaltada, y en el Giro 2005 finalizó la 17ª etapa (Varazze-Limone Piemonte), con la victoria de Ivan Basso. Dato que puede resultar interesante para aquellos que quieran añadir Col di Tenda a su curriculum sin tener que ensuciar de polvo su bicicleta.

En el otro lado del Valle los impresionantes "tornanti" del Col di Tenda
Pero Col di Tenda es mucho más duro e interesante por su vertiente francesa. Tiene una de esas vistas impresionantes de curvas zigzagueantes que uno retiene en su memoria en cuanto ve una foto. Desde La Brigue hasta el mismo túnel, la carretera tiene bastante tráfico, y es justo cuando estamos a punto de llegar al túnel cuando cogemos una carreterita estrecha que va a ir subiendo a base de curvas de herradura (muchísimas!) hasta que el asfalto termina y las curvas se van haciendo más amplias. El tráfico, desde el desvío cerca del túnel, es nulo, y podemos disfrutar de una vistas impresionantes de lo que vamos dejando atrás (abajo) y de lo que tenemos en frente, con la presencia intimidatoria de una de las antiguas fortificaciones que controlaba el tráfico de sal. No será hasta mucho después cuando podamos ver desde la otra vertiente el panorama impresionante de las curvas de herradura. Momento de disfrutar y de tomar fotos un buen rato!  Afortunadamente las fotos no reflejan la grandiosidad del paisaje, y para poder disfrutar de estas vistas impresionantes deberéis hacer este viaje...
Esto es la Via del Sale
Ahí en la cima de Colle di Tenda es justo donde empieza propiamente la Via del Sale, que se caracteriza por esa cornisa ciclable a más de 2100 metros. Fantástica. La Via del Sale se ha convertido en una ruta muy popular para los Beteteros, moteros y excursionistas, perfectamente señalizada. Las vistas durante todo el trayecto son impresionantes. Estamos en un balcón a 2100 metros de altitud, hoy entre las nubes, y sólo de vez en cuando podemos gozar al 100% de las vistas. Sin embargo nadie se queja, es un día de esos de disfrutar, incluso de parar a reponer fuerzas mientras se estiran esos momentos mágicos en los Alpes.
Paso por las antiguas fortificaciones abandonadas
Después de un larguísimo descenso llegamos a Pieve di Teco, donde nos ganamos un merecido descanso... de nuevo en Italia.

Y nos despertamos el domingo tempranito ya listos para el regreso hacia La Brigue via Colle Garezzo, cuyo principio (asfaltado y larguísimo) se cobra algunas víctimas y se hace durísimo para casi todos. A partir del momento que empieza el sterrato las cosas se complican más todavía: el cansancio se va acumulando y cuando coronamos Colle Garezzo ya hay ganas de bajar por asfalto y llegar a destino.
Tunel en la cima del colle Garezzo
El descenso hacia La Brigue, de nuevo por pistas sin asfaltar en estado mediocre, provoca la caída de Roger y el pánico para los menos acostumbrados a la BTT. La doble suspensión y la rueda de 29 ayuda a los más beteteros, mientras yo hago lo que puedo sin freno de disco trasero (igual que Roger!) y con la rueda fina. Solamente al final pisamos el añorado asfalto y ya podemos rodar con una cierta tranquilidad.

Es domingo mediodía y nos quedan 750 kilómetros y 7 horas y media para llegar a Barcelona, más en el caso de Rubén para llegar al País Vasco. Esto es un fin de semana bien aprovechado. Los que andamos algunas veces con Angel ya sabemos qué es viajar con él. Gracias de nuevo Angel por una experiencia inolvidable.

domingo, junio 19, 2016

Gravel, la revolución que viene

Gravel, la revolución que viene
(Publicado en el número 10 de la revista Ziklo)
La industria de la bicicleta está en permanente evolución. Las novedades van surgiendo de tal forma que el mercado no es capaz de asimilar todo lo que va surgiendo, y únicamente aquellas novedades que se convierten en imprescindibles se mantienen en el mercado. Yo creo que con las bicicletas de gravel estamos ante uno de esos fenómenos. Algo que llega al universo de la bicicleta para quedarse.

Ziklo es una revista de ciclismo de carretera, pero como ya hemos insinuado varias veces, es una revista para amantes del ciclismo, y a la vez gente inquieta con ganas de experimentar nuevas sensaciones. Imaginad poder multiplicar las opciones de rutas por descubrir incluso al lado de casa.

Las bicicletas de gravel me resultaban muy sugerentes pero no había tenido oportunidad de probarlas. Conceptualmente, el hecho de poder ampliar nuestra red habitual de carreteras con las pistas de tierra es muy atractivo y abre todo un mundo de posibilidades. Todo ello con el mismo tipo de manillar que en la carretera, con unas cubiertas más anchas, sin la suspensión delantera y con los frenos de disco. Básicamente se trata del mismo concepto que el ciclocross, sólo que el ciclocross yo lo relaciono con la competición y el gravel lo asocio con menos competición y más disfrute. Competición significa también más control sobre el material, límites a los anchos de cubierta, manillares, etc. Las bicicletas de gravel ofrecen múltiples posibilidades en cuanto a material. Además, por supuesto, vienen preparadas para poder llevar alforjas y poder así convertir una salida en bicicleta en un viaje de aventura con todo el equipaje necesario.

Viviendo en Barcelona, la bici de gravel me parece una gran oportunidad de huir del tráfico de una gran ciudad, con una gran red de pistas ciclables especialmente en Collserola, la sierra montañosa que delimita Barcelona. Por cierto que últimamente nuestros políticos quieren limitar las actividades deportivas de gran formato en este pulmón barcelonés. Collserola tiene una infinidad de pistas no asfaltadas que ofrecen innumerables opciónes al ciclista de BTT y ahora también al ciclista de gravel.

Precisamente estaba yo planteándome las bondades de las bicis gravel, cuando surgió la invitación del Sportful Gravel day, una jornada de reencuentro con los amigos de Sportful, en la que también íbamos a poder probar algunas prendas de su ya mítica gama Fiandre, especialmente adecuada para los días lluviosos de primavera.

A partir de ahí contactamos con Finna Barcelona para poder probar una de sus preciosas Finna Landscape. Una bicicleta que no tiene nada que envidiar a una flaca, con un manillar de carretera de forma curiosa. Se nota que Finna Barcelona procede de la generación de las bicicletas urbanas y las fixies, donde la estética prima, y de qué manera. Yo no tengo demasiados conocimientos técnicos, no os hablaré de detalles que no conozco en profundidad y que podría copiar de un catálogo. Sólo os diré que la bici que Finna Barcelona nos ofreció esteticamente es una preciosidad como podéis ver en las fotos, manillar exageradamente abierto que le da un aire diferente. Su cuadro de acero aleado con Cromo y Molibdeno está especialmente diseñado para soportar altas cargas de peso. En estos tiempos en que reina el carbono estos cuadros ya no son muy frecuentes, pero aquí tiene todo su sentido. Un peso total de poco más de 11 kg que no está nada mal.

Y una vez en el ajo, ¿qué tal se comporta la bici? Bueno, os puedo decir que en el recorrido de poco más de 60 km que nos montó Sportful, descubrí que el gravel se trataba de ir por pista no asfaltada con rueda más gorda a la misma velocidad que con la bicicleta de carretera! Bromas aparte, hay que decir que efectivamente un neumático más grueso no penaliza en exceso el rendimiento. Si uno compara los tiempos hechos con la gravel respecto a la de carretera, son muy similares. Por tanto eso son muy buenas noticias.

Barcelona al fondo
Puesto que el recorrido que hicimos era básicamente llano, quise probar la Finna Landscape en un terreno más abrupto y la sometí a más presión en Collserola. Subidas pronunciadas, bajadas técnicas, alguna trialera y el resultado fue espectacular. En ningún momento eché en falta la suspensión delantera. La horquilla rígida se lo tragaba todo y la bici se comportaba como una campeona. Mucho mas cómoda, eso sí, en las pistas anchas, donde uno se puede agarrar a la parte inferior del manillar, aunque la posición natural en este tipo de bicis sería en las manetas, con los frenos siempre cerca, que en pista no asfaltada nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Hablando de los frenos, lógicamente el freno de disco tiene un rendimiento espectacular cuando estás acostumbrado al freno de pastilla en la carretera. Después de la ya famosa carta de Fran Ventoso y la suspensión de los frenos de disco en competición su implantación en la carretera será más lenta, pero a mi juicio acabará ganando. Si hablamos de frenar, no hay color.

En resumen, el gravel es una tendencia que creo que tiene mucho recorrido. Polivalencia, seguridad, estética, robustez, son algunas de sus armas. El tiempo nos dirá si finalmente gana la batalla.