Cuando uno se acerca de nuevo a Bélgica habiendo corrido el Tour de Flandes puede pensar que le queda poco por descubrir. Flandes, los muros, el pavés,
Qué menos que hacer dos días ya que uno se acerca a las Ardenas. Y el primer día podíamos hacer un montón de cosas interesantes. Por ejemplo el Muro de Huy, final de
Puesto que estábamos alojados en las inmediaciones de Namur, la salida del primer día empezó por la subida a la Ciudadela de Namur, subida empedrada que se hizo conocida en el mundillo ciclista en el Giro de 2006 cuando una de sus etapas terminó allí. En un día lluvioso (cómo no, ¡esto es Bélgica!) ganó el alemán Schumacher delante de nuestro Chechu Rubiera, que tan bien se siente cuando llueve. La Ciudadela y
El recorrido que planificamos continuaba dirección sur por el curso del río Mosa desde Namur, pasando por las localidades de Lustin, Yvoir (donde se celebró el Mundial de Ciclismo del año 1975 con victoria del holandés Hennie Kuiper) o Dinant, una preciosa ciudad con una gran oferta de turismo fluvial, una preciosa colegiata y otra ciudadela en lo alto de la ciudad, a la que se accede a través de un teleférico.
Durante el recorrido subimos verdaderos muros totalmente desconocidos, como el Triple Mur de Monty (
Estuvo toda la noche lloviendo y de madrugada no parecía que la cosa fuera a parar. Sin duda íbamos a tener una Lieja pasada por agua.
Existen tres opciones. Hacer la marcha completa, con
Igual que ocurre con la versión profesional, en la marcha cicloturista el recorrido no es siempre el mismo. Las cotas en los alrededores de Lieja son numerosísimas y las posibilidades son múltiples. De hecho es un aliciente para volver el hecho de poder encontrarse con recorridos diferentes. Pero nosotros queríamos aprovechar el tiempo y hacer algunas subidas que no estaban incluidas en el recorrido de este año.
Qué fácil es planificar sobre un papel, y cuántos kilómetros se hacen sobre un mapa, ¿verdad? Dijimos que haríamos la marcha mediana, con dos “excursiones” fuera de
Ya de regreso a la realidad, estaba claro que nos mojábamos. Por supuesto, a pesar de la molestia que para nosotros suponía la lluvia, allí nadie le daba la más mínima importancia y nadie se planteaba no hacer
Una vez llegamos a Tilff sorprende el hecho de encontrar aparcamiento tan cerca de la salida en una marcha de estas dimensiones. Es lo que tiene hacer una salida escalonada. Se evitan los atascos monumentales, y ¡también se evitan madrugones monumentales!
La primera cota de la marcha es la Côte de Oneux, desconocida para nosotros pero muy dura, con rampas máximas del 17%, lo que se dice “para ir abriendo boca”. Después, no hay un metro llano. La siguientes cotas son Werbomont y L’Ancienne Barriere, muy diferentes de Oneux, puesto que se trata de cotas largas (ambas de seis kilómetros) pero en absoluto duras. No para de llover, aunque tampoco es una lluvia torrencial. Basta para molestar, empaparnos y hacer que las bajadas se tomen con mucha prudencia.
Al llegar a Trois Ponts y ante la incesante lluvia decidimos dejar Les Hezalles para otra ocasión y empezar directamente el ascenso a la Cote de Wanne. Al llegar arriba, después de una ascensión no demasiado dura, nos decepciona el hecho de que no haya ni siquiera un cartelito indicando que esa es la Cote de Wanne.
Descendiendo hacia Stavelot parece que el día se aclara un poco, y esta vez no pasará como en Trois Ponts. Hay que llegar a uno de los lugares de peregrinaje dentro del mundo del ciclismo. Hay que ver y fotografiar el monumento a Merckx en la cota donde atacaba siempre y empezaba a fraguar sus victorias. A llegar a Stavelot el monumento a Merckx está perfectamente señalizado (“Stele Merckx”) y ahí nos dirigimos.
Después de poco más de un kilómetro de subida muy dura (más del 11% de media con rampas del 21%) y justo a la salida de un espeso bosque, escondido, a la derecha, queda el relieve de Merckx sobre
Debo decir que no fuimos los únicos en subir hasta allí. Varios ciclistas (algunos con el dorsal de la TBT, otros sin él) se retorcían en las rampas de Stockeu y llegaban a rendir su homenaje al más gran ciclista de todos los tiempos.
Después de visitar el monumento, llegar hasta la cima de Stockeu no tiene más valor. Coronamos y media vuelta. De regreso hacia Stavelot nos reenganchamos a la marcha y aún queda casi la mitad… En seguida subimos Amermont, con rampas de nuevo al 21%. Allí encontramos a un par de catalanes que vienen de la larga (¡salían entre 5 y 7 de la mañana!). Después pasamos muy cerca de Francorchamps (donde está el circuito belga de Formula 1), subimos col du Rosier y por fin unos cuantos kilómetros llanos hasta llegar al avituallamiento de Aywaille.
Después de comer un poco, el paso de los kilómetros se empieza a notar y al llegar a Remouchamp uno teme las rampas al 20% que se anuncian en
Ya sólo falta la Cota de Sprimont o de Hornay para llegar a la meta. Al final, 140kilómetros y
Acabamos satisfechos, como decía, pero con la sensación de que aún nos quedan tantas cosas por hacer. Nos quedó por visitar el monumento a Stan Ockers en la Cote des Forges (ganador de la Lieja en 1955 y fallecido en el Velódromo de Amberes un par de años más tarde), nos queda subir
Después de estar un par de días allí, es una lástima pensar que en las Ardenas se escribieron páginas tan terribles de la segunda guerra mundial. Un montón de monumentos a pie de carretera recuerdan la tragedia que supuso esa guerra para tanta gente de allí. También vale la pena visitarlos.
Pero, puestos a sentir emociones y evocar el pasado, prefiero hacerlo delante del monumento a Merckx, por siempre el más grande. El también debería salir en los libros de historia.