Publicado en el n. 37 de la revista Pedalier
Visitar un país como Inglaterra en lo ciclista es una experiencia nueva y diferente. ¿Cómo identificar una carretera inglesa? Fácil. Primero, los vehículos circulan por la izquierda, las distancias están en millas y la altitud en pies. Curioso, ¿no? Segundo, las cuestas son una constante en cualquier recorrido, el paisaje es montañoso, todo pasto, y aunque la altitud nunca supera los 900 metros, las pendientes son muy serias, no es difícil encontrarse con cuestas del 20%. Tercero, otro hecho distintivo son los muros de piedra que suele haber a los lados de muchas carreteras. Las piedras sobre las que circulamos en Flandes o en el Norte de Francia nos las encontramos en Inglaterra delimitando la carretera. Otra característica del marco inglés son los cielos espectaculares con unas nubes dramáticas que ofrecen todo tipo de matices. Durante nuestra estancia disfrutamos de fantásticos paisajes con unas nubes amenazadoras, aunque tuvimos la fortuna de que llovió muy poco. Y por último no entendería un paisaje rural inglés sin ovejas. ¿De dónde salen tantas?
El ciclismo británico está sufriendo un verdadero boom en la actualidad, aunque siempre ha sido un deporte muy practicado en las islas. Hoy día, con la aparición estelar de un sprinter que marcará una época, como es Mark Cavendish, la afición por la bicicleta se multiplica. La creación del equipo Sky este año 2010 con un líder nacional como Bradley Wiggins, también ayuda a que la práctica ciclodeportiva esté en pleno auge.
Nuestra visita a Inglaterra se produjo con motivo del encuentro internacional del BIG 2010, cuya sede principal fue Ambleside, en el distrito de los Lagos, región de Cumbria. Las fechas para las que se eligió el encuentro eran sin duda las más adecuadas, el mes de Mayo, en el que la pluviosidad es la menor de todo el año. El encuentro internacional de BIG es un momento del año para saludar a viejos conocidos, hablar de nuevos puertos escalados, recordar viejos puertos subidos y, en fin, mantener vivo el espíritu de la estirpe del escalador-viajero-explorador que representa en muchos casos el miembro del BIG.
Las vicisitudes de nuestro viaje fueron múltiples y posiblemente si vais a Inglaterra os pueda suceder lo mismo, o sea que tomad buena nota y, sobre todo, precaución. El tema alquiler de coche supone un problema. Además de conducir por la izquierda, hay que tener en cuenta que el cambio de marchas también en el lado contrario que los coches europeos. Hay que aprender a conducir midiendo las distancias por la izquierda, por lo que es relativamente sencillo dar o recibir algún golpe, y más si circuláis pos carreteras estrechas y con mucha pendiente como fue nuestro caso. Si no lo conseguís, es fácil que os pase como a nosotros y un incidente os prive del coche. Imaginaros el drama.
En lo ciclodeportivo, las oportunidades que se presentan en Inglaterra son múltiples. Antes de enumerar algunas de ellas, debo comentar que la mayoría de estas pruebas cicloturistas tienen una finalidad benéfica, con lo que aún se favorece más la participación popular. De estas iniciativas podríamos aprender en nuestro país. Sería bonito.
Aquí van algunas de las múltiples propuestas que ofrece el calendario inglés:
• En primer lugar destaca la Fred Whitton Challenge, una marcha cicloturista en el distrito de los Lagos que reúne la mayoría de las subidas más interesantes y por tanto más duras de la zona. Este año se ha celebrado el día 9 de Mayo. Se trata de una durísima prueba de 112 millas, (180 km) con salida y llegada en Coniston. Existe la posibilidad de hacer lo que ellos llaman la Four Seasons (Cuatro estaciones) Fred Whitton que es la posibilidad de hacer la misma marcha pero por libre y de forma gratuita, tomando tiempos de paso en algunos controles y pudiendo finalmente acreditar la finalización de la prueba. Más información: http://www.fredwhittonchallenge.org.uk/
• Otra posibilidad interesante en Cumbria, también en el distrito de los Lagos, es “The Cumbrian killer” El recorrido largo tiene 145 kilómetros y sube Blea Tarn, Birker Fell, Stickle Pike y Kirkstone Pass. También sube por la durísima vertiente este de Wrynose Pass y luego Hardknott Pass. El desnivel total de la marcha es de 2,620 metros.
• El Tour of Dartmoor es otra dura marcha que en algún medio se ha llegado a comparar a la Marmotte por su dureza. 170 kilómetros y 3.810 metros de desnivel son su carta de presentación. Se celebra el último fin de semana de Septiembre con salida en Devon, al suroeste de Inglaterra.
Y es que una de las principales características de las rutas en Inglaterra son sus cuestas. Para aquellos más entusiastas de las subidas una recomendación, el libro “100 greatest cycling climbs” (guía de las subidas inglesas para los ciclistas de carretera), libro escrito por Simon Warren y publicado recientemente por Cycling weekly (se puede adquirir online a través de http://cyclingweekly.ipcshop.co.uk/). Precisamente esta prestigiosa revista británica hizo una serie ya mítica que se llamaba “Killer climbs” (Subidas asesinas).
Por nuestra parte, descubrimos muchas de ellas en los cuatro días que duró el encuentro BIG, buscando y rebuscando las subidas inglesas que están en la superlista, haciendo un montón de kilómetros en coche y en bici para llegar al pie de ellas. En este reportaje os presentaremos unas cuantas de las subidas que hicimos, quizás las más duras, pero hay gente que volvió a casa hasta con 25 BIGs en la mochila.
En nuestro viaje a Inglaterra también pudimos hacer algunos de los recorridos por los que circulaba la histórica (aunque no tan antigua) Wincanton Classic, que se celebró de 1989 a 1993, también llamada Leeds Classic de 1994 a 1996, y que exploraba en sus recorridos algunas de las subidas emblemáticas de la zona, como Holme Moss que solía colocarse en los kilómetros finales y resultaba decisiva.
Cuando viajo con la bici el tiempo vuela. Sin darme cuenta ya era domingo. Otra vez tocaban las prisas por volver con el vuelo de bajo coste, pero esta vez sin el coche que habíamos chafado el sábado por la noche. Eso significa que Jesús, el fotógrafo, tuvo que acarrear todos los trastos (incluida caja de cartón donde meter la bici) hasta un lugar donde lo pudimos recoger. Y al día siguiente tuvimos, por obligación, que probar la calidad del transporte público inglés: había que llegar en tren y autobús hasta el aeropuerto. O sea que ya me veis apurando al máximo la salida de la mañana, desmontando la bicicleta dentro del tren y metiéndola en la caja de cartón ante la incredulidad del resto del pasaje. Ante los espectadores, mis nulas habilidades mecánicas parecían haber mutado hacia una destreza poco común en el montaje y desmontaje de la bici. Fuera sillín, fuera pedales, allen por aquí, cinta de embalar por allá. ¡Perfecto! Cuando ya estoy listo me giro y veo todo el papel de burbujas fuera de la caja y por tanto el cambio sin proteger. ¡Ya decía yo!
Para concluir un viaje tan accidentado sólo nos falto la aparición de la ya famosa nube de polvo volcánico que obligó a quedarnos en Liverpool más tiempo del previsto. O sea que tuve que pasar 24 horas adicionales en Liverpool. Y, horror, sin la bici, que ya estaba empaquetada. La solución estaba en hacer un poco de turismo y plantarle al mal tiempo buena cara. ¿Qué podíamos visitar en Liverpool? Lo clásico: el museo de los Beatles y Anfield. Fantástico. Pero es que además nos acercamos a la playa de Crosby, al norte de Liverpool, donde asistimos a una puesta de sol espectacular entre más de 100 estatuas fantasmagóricas que componen una obra de arte maravillosa y turbadora. Se llama Another Place y es obra de Antony Gormley. A las fotos me remito.
Ya lo veis, la bici es una manera genial de hacer turismo. Aunque ya esté empaquetada.
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