Fotos de Sergi Ros. www.rosdemora.com
(Publicado en el n.3 de la revista Ziklo)
Muchos de vosotros ya conoceis El BIG
(Brevet Intertational du Grimpeurs o Asociación Internacionals de
Escaladores). Una asociación de gente que intenta conseguir el reto
de subir las 1.000 subidas más emblemáticas de Europa (y algunas de
las más importantes a nivel mundial).
Asociación nacida en Bélgica hace más
de 25 años y que poco a poco ha ido creciendo hasta los más de
4.950 miembros actuales (final de Julio de 2014), entre los que se
cuentan 361 españoles. La mayor parte de ellos son europeos,
destacando la gran cantidad de holandeses y belgas que se unen a este
reto.
Cada año se hace una reunión con
objeto de subir la mayor cantidad de BIGs (subidas catalogadas en la
superlista de 1000) y para conseguir que los miembros de la
asociación se conozcan, compartan experiencias y se reúnan
físicamente alrededor de una mesa y sobre la bicicleta para
disfrutar conjuntamente de su pasión ciclista. Los últimos años
estos encuentros han tenido lugar en Flandes (2008), Oberstdorf
(Alemania) en 2009, Yorkshire (Inglaterra) en 2010, Córcega (2011),
montañas del Tatras (Republica Checa-Polonia) en 2012 y Ardenas
(Bélgica) en 2013. Este año tocaba en Catalunya y la verdad es que
preparamos un buen menú de montañas para nuestros invitados
europeos.
El programa incluía las principales
subidas catalanas incluidas en la superlista de 1000 subidas:
Primer día: Turó de l’Home y Coll
Formic
Segundo día: Bracons y Vallter 2000
Tercer día: Rassos de Peguera y Coll
de Pal
Cuarto día: El Cantó y La Bonaigua
Quinto día: Llac de Sant Maurici y
Montserrat
Asímismo, hay numerosas subidas
cercanas que los asistentes a la reunión podían intentar realizar,
antes, durante o después de la reunión: Tour de Madeloc (en Banyuls
sur Mer), Coma Morera (cerca de Puigcerdà), Portillon (Bossost) o
todas las subidas andorranas. Estos encuentros se caracterizan por la
libertad con la que cada uno se mueve. A diferencia de los stages
tradicionales a los que estamos acostumbrados, donde todos los
ciclistas van más o menos agrupados haciendo exactamente el
recorrido propuesto, las reuniones del BIG se caracterizan por la
autonomía de cada participante en función de sus fuerzas o de sus
intereses personales. En este caso teníamos 3 asistentes que iban
con sus mujeres en autocaravanas y que funcionaban por libre. También
tuvimos la asistencia de numerosos miembros catalanes del BIG que en
algún momento participaron de la reunión haciendo alguna de las
subidas propuestas.
El primer día ya se sabía que nos
íbamos a mojar. Desde mucho antes, las previsiones de ese primer día
eran horrorosas, y se confirmaron. Uno de los puertos más duros de
Catalunya como es el Turó del Home se tendría que subir con lluvia
desde el minuto uno, y con las condiciones adversas que hay a 1.700
metros, os podéis imaginar. Los asistentes catalanes renunciamos a
subir y preferimos hacer de asistencia a los miembros lejanos que no
iban a dejarse intimidar por un poco de agua después de viajar 5.000
km… Personalmente tengo el Turó del Home a tiro de piedra y lo
puedo hacer cualquier día…
Las condiciones mejoraron tras el
descenso del Turó y se pudo afrontar Coll Formic sin lluvia, con
unas condiciones mucho mejores. El primer día había sido duro para
aquellos que querían hacer el programa a toda costa.
El segundo día incluía las
ascensiones a Bracons y Vallter 2000, las dos subidas gerundenses por
antonomasia. Bracons, muy conocido por todos los cicloturistas
catalanes por su inclusión en la marcha cicloturista Terra de
Remences, y Vallter 2000, también muy conocido por su inclusión en
las últimas ediciones de la Volta a Catalunya y en la Marxa 100%
Tondo. Esta vez el habitual mal tiempo de Vallter no apareció y
pudimos disfrutar de una subida sin agua ni excesivo frío, e incluso
diría que con algo de viento de cola. Vallter 2000 siempre es un
reto y coronarlo supuso el primer contacto de nuestros visitantes con
una cima de más de 2000 metros en el pirineo catalán.
Hay que decir que la logística de todo
el encuentro era sencilla. Al tratarse de una ruta itinerante, todo
mundo debía tener coche para trasladarse de un punto a otro, y
también de la base de un puerto al siguiente. Se trataba de
optimizar el espacio y meter en los coches 3 ó 4 personas y bicis.
Como veis, toda la organización muy casera, puesto que se trata de
una asociación sin ánimo de lucro, sino únicamente la voluntad de
difundir la pasión por la escalada en bicicleta. A veces es
gratificante reencontrar estas salidas “entre amigos” frente a
las salidas cada vez más profesionalizadas que podemos encontrar hoy
día.
La tercera jornada tenía en el menú
dos colosos del Berguedà como son Rassos de Peguera y Coll de Pal.
Habiendo dormido en Berga, la subida a Rassos se hizo a primera hora,
tras desayunar. Allí nos acompañaron nuevos amigos venidos de
Francia y de Holanda, que se unieron temporalmente al encuentro, de
tal manera que la foto de grupo en el cartel de Rassos fue la más
numerosa de toda la reunión. Los niveles de los asistentes eran muy
diferentes, de tal manera que los que iban más despacio salieron un
tiempo antes y así la reunión para la foto no se tuvo que hacer
esperar demasiado.
Esa es otra de las características de
los encuentros del BIG. Las velocidades son muy diferentes y casi
diría que la rapidez o la velocidad son secundarias. Es más
importante charlar con todo el mundo, ejercer de cicerones con los
visitantes y que todo el mundo se sienta a gusto. Compartir
experiencias con cualquiera de los asistentes es un privilegio. Gente
con un curriculum escalador que no deja indiferente a aquel que le
apasione subir montañas en bicicleta.
Tras Rassos de Peguera venía Coll de
Pal. Un señor puerto. Un puerto con mayúsculas que esta vez tenía
el aliciente de que el miembro del BIG y también colaborador de esta
revista Angel Morales iba a subir por 25ª vez este año, lo que le
acredita como padrino de la subida. Un verdadero experto en los
Alpes, un profundo conocedor de las montañas más duras de todo el
mundo y que al final es el padrino de la subida que hay en la puerta
de su casa. Subir con Angel es siempre un privilegio, y esta vez, con
sus perfectas y detalladas indicaciones, incluso el coloso de Coll de
Pal se hizo menos duro.
La cuarta etapa tampoco tenía
desperdicio. Tras un largo traslado en coche y tras dormir en Sort
(el afortunado pueblo ilerdense donde “La Bruixa d'Or” es la
verdadera atracción), ese jueves íbamos a subir Coll de Cantó y la
siempre imponente Bonaigua,que con sus más de 2000 metros, es
siempre uno de los puertos catalanes con problemas por la nieve en
invierno.
El puerto de Cantó se hizo con viento
de cola, un puerto con bastante tráfico, con una carretera muy ancha
y en muy buen estado. Otro de los puertos clásicos catalanes que
aunque a los que vivimos en la capital catalana nos cae algo lejos,
siempre buscamos alguna excusa para poder subirlo. Por ejemplo, una
excelente excusa es año tras año la Pallaresa, marcha cicloturista
que desde Tremp hace un bucle con Cantó y Boixols. Recomendable.
Y si Cantó lo subimos con el aire a
favor, la Bonaigua tocaba subirlo con el aire en contra. El puerto,
ya de por sí interminable, con el añadido del aire en esas rectas
larguísimas por la vertiente d'Esterri d'Aneu, se convirtió en uno
de los cocos del encuentro. Pero eso sí, en la zona de curvas más
entretenida, y cerca de la cima, el sol lucía radiante y pudimos
disfrutar de una buena sesión de fotos una vez coronamos. Este día
la nota diferente la puso Luigi, nuestro joven acompañante italiano
(joven de espíritu, con sus 67 años) no tuvo bastante con el menú
propuesto, sino que tras empezar antes que el grupo, se fue hasta
Bossost donde subió el Portillon, otro puerto en la lista que le
faltaba. Un día bien aprovechado para Luigi con 3 BIGs al zurrón!
Ya sólo quedaba el último día, con
la dura subida al Llac de Sant Maurici, una subida también en la
zona de Sort que vale la pena conocer. Nuestros visitantes alucinaron
con sus rampas y con las vistas de “Els Encantats” (famoso pico
del Parque Nacional d'Aigüestortes, visible desde el Llac de Sant
Maurici). Regreso rápido a los coches y vuelta a Barcelona, donde el
segundo sector de la etapa implicaba subir a la montaña de
Montserrat. Un final mágico, un buen colofón para una reunión de
amigos del cicloturismo y de la escalada. Un final con mucho calor,
Montserrat en el mes de Julio a primera hora de la tarde es así,
pero otra de las características de estos encuentros es que hay que
aprovechar el tiempo como sea.
Viernes por la tarde, ya habíamos
completado el programa ciclista, pero aún algunos de nuestros
acompañantes seguían su viaje. Algunos con visita turística a
Barcelona durante un par de días, otros dirección al Pirineo a
seguir escalando BIGs y otros incluso dirección a Asturias.
Es lo que tiene la magia del BIG. Nos
hace ser viajeros, curiosos e incansables. Lo que para la mayoría de
mortales sería de locos, para nosotros es lo normal: ese frenesí de
coche, sacar la bici, subir un puerto, bajar, volver a coger el coche
y hasta el siguiente destino, dos, tres o cuatro veces al día.
Puertos hay muchos y vacaciones hay pocas. O dicho de otro modo, la
vida es corta.
¿Quién se anima a apuntarse al BIG?
¿Alguien tiene curiosidad por visitar Grecia en bicicleta el año
2015?